Como hijo de un expresidente de la
República siempre fue un distinguido priísta. Con o sin credencial
militó en el PRI desde 1954 hasta 1987. Durante esos 32 años fue un leal
soldado priísta y su lealtad fue ampliamente recompensada.En
1960, de tan solo 26 años de edad y con solo tres años de experiencia
profesional, fue nombrado secretario del Comité de Estudios de la Cuenca
del Río Balsas, que como él mismo lo describe fue el “encargado del
diagnóstico regional para el aprovechamiento de sus recursos naturales y
el desarrollo de la región, que dieron lugar a la creación de la
Comisión del Río Balsas en 1962”.
De 1967 a 1968 fue presidente del Consejo Técnico Consultivo de la Confederación Nacional Campesina (CNC) del PRI, en 1975 fue nombrado presidente del Consejo Consultivo del Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES), también del PRI, y un año después fue electo senador priísta por Michoacán para el periodo 1976-1982.
Declinó a seguir representando a su Estado en el Senado en vista de que en diciembre de 1976 fue designado subsecretario Forestal y de la Fauna por el presidente José López Portillo. Cuatro años después fue electo gobernador priísta de Michoacán para el sexenio 1980-1986.
Un año después abandonó el PRI argumentando que el partido había olvidado los principios de la Revolución Mexicana y también porque estaba en contra de que el presidente Miguel de la Madrid impusiera al siguiente candidato presidencial priísta.
Cárdenas tuvo que llegar a los 53 años de edad para darse cuenta que en 1987 el PRI ya no era tan revolucionario y que el dedazo como método para designar a candidatos a cargos de elección popular, incluido el de presidente, no era democrático y menos si no lo señalaba a él.
Al no gustarle el juego, recogió sus canicas y se fue a su casa.
Hoy, a sus 80 años de edad, Cárdenas se ofende por la tragedia de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, pero no he podido encontrar hasta ahora declaraciones suyas en donde condenara la masacre de 40 coperos en Acapulco, el 20 de agosto de 1967, ejecutada por pistoleros que seguían las órdenes del entonces gobernador priísta de Guerrero, Raymundo Abarca Alarcón, o en contra de la masacre de entre 200 y mil 500 estudiantes y civiles en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, ordenada por el presidente priísta Gustavo Díaz Ordaz y perpetrada por paramilitares y militares, o la masacre del Jueves de Corpus, en la cual el 10 de junio de 1971 murieron 120 estudiantes por los balazos que les dispararon paramilitares al servicio del gobierno priísta de Luis Echeverría.
De haberlo hecho es muy probable que nunca hubiera sido subsecretario, senador ni gobernador.
Cárdenas renunció ayer al PRD, el partido que fundó en 1989 y que lo hizo dos veces candidato a la presidencia de la república (la primer candidatura fue por el FDN) y una a la jefatura de gobierno del DF, que ganó en 1997.
Al igual que en 1987, manifiesta no estar de acuerdo con la conducción que la actual dirigencia le ha dado al PRD.
De nuevo, como lo hizo hace 27 años, Cuauhtémoc recogió sus canicas y se fue a su casa.
De 1967 a 1968 fue presidente del Consejo Técnico Consultivo de la Confederación Nacional Campesina (CNC) del PRI, en 1975 fue nombrado presidente del Consejo Consultivo del Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES), también del PRI, y un año después fue electo senador priísta por Michoacán para el periodo 1976-1982.
Declinó a seguir representando a su Estado en el Senado en vista de que en diciembre de 1976 fue designado subsecretario Forestal y de la Fauna por el presidente José López Portillo. Cuatro años después fue electo gobernador priísta de Michoacán para el sexenio 1980-1986.
Un año después abandonó el PRI argumentando que el partido había olvidado los principios de la Revolución Mexicana y también porque estaba en contra de que el presidente Miguel de la Madrid impusiera al siguiente candidato presidencial priísta.
Cárdenas tuvo que llegar a los 53 años de edad para darse cuenta que en 1987 el PRI ya no era tan revolucionario y que el dedazo como método para designar a candidatos a cargos de elección popular, incluido el de presidente, no era democrático y menos si no lo señalaba a él.
Al no gustarle el juego, recogió sus canicas y se fue a su casa.
Hoy, a sus 80 años de edad, Cárdenas se ofende por la tragedia de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, pero no he podido encontrar hasta ahora declaraciones suyas en donde condenara la masacre de 40 coperos en Acapulco, el 20 de agosto de 1967, ejecutada por pistoleros que seguían las órdenes del entonces gobernador priísta de Guerrero, Raymundo Abarca Alarcón, o en contra de la masacre de entre 200 y mil 500 estudiantes y civiles en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, ordenada por el presidente priísta Gustavo Díaz Ordaz y perpetrada por paramilitares y militares, o la masacre del Jueves de Corpus, en la cual el 10 de junio de 1971 murieron 120 estudiantes por los balazos que les dispararon paramilitares al servicio del gobierno priísta de Luis Echeverría.
De haberlo hecho es muy probable que nunca hubiera sido subsecretario, senador ni gobernador.
Cárdenas renunció ayer al PRD, el partido que fundó en 1989 y que lo hizo dos veces candidato a la presidencia de la república (la primer candidatura fue por el FDN) y una a la jefatura de gobierno del DF, que ganó en 1997.
Al igual que en 1987, manifiesta no estar de acuerdo con la conducción que la actual dirigencia le ha dado al PRD.
De nuevo, como lo hizo hace 27 años, Cuauhtémoc recogió sus canicas y se fue a su casa.
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