martes, 27 de enero de 2015

Ciro Gómez Leyva - Que me disculpen, pero yo también soy Macedonia.


Sí, es cierto que están instalados en el pensamiento mágico. Desde
luego que sus razonamientos son contradictorios. Por supuesto que su
desgracia es banquete de violentos y malas causas. No hay duda de que su
lamento y peregrinar remueven la tensión. ¿Y? ¿Quién se atreve a decir
cuatro meses después que su relato no es el más genuino y verosímil que
se haya contado?


Ayer pude hablar con calma con dos padres y una madre que buscan a sus
hijos desde la noche de Iguala. Son lo más ajeno a esos héroes de la
literatura trágica que pudieron haberse librado de su destino. Son un
dolor tan sordo que no sabe expresarse con rabia. Los condenados de la
tierra, diría Fanon. Quisiera simplemente convertirme en intérprete de
la narración que escuché en voz de Macedonia Torres, mujer acaso
cruzando los cuarentas, de acaso 1.30 de estatura, oriunda de Amilcingo,
tierra de viudas. Macedonia, madre de José Luis Luna, uno de los 43. Que
no me vengan con que es una profesional de la agitación. O que lo era
antes del 26 de septiembre.

“Le pido a Dios que esté vivo”, se le escurren unas lágrimas que trata
de reducir con pudor. “No creo que esté bien quemado. Siempre he tenido
un sueño de que mi hijo está bien y regresa. El problema es que cuando
regresa, no me dice nada. Viene bien flaquito, bien desnutrido, y me
dice en mis sueños que no le dan de comer”.

Macedonia jala la visera de su vieja gorra blanca para afirmarse en
algo. Debe ser muy pobre. “El gobierno nos dice que están quemados y yo
espero en Dios que no sea así”, sigue. “Porque yo he soñado que mi hijo
está vivo y viene con su bastoncito, porque dice que los hombres malos
le pegaban Y ya no sé si come, bebe, está enfermo”.

Es cierto que las acusaciones de Macedonia al Ejército no resistirían
dos preguntas. Desde luego que, a fuerza de tantos días, reproduce y
esparce la retahíla revolucionaria. Por supuesto que es temeraria su
afirmación de que el gobierno “no nos los quiere entregar”. No hay duda
de que incrimina sin pruebas. ¿Y?

Mi hijo viene con su bastoncito. No recuerdo quién decía que una
pincelada basta para definir a un personaje. Le froto el brazo derecho.
Y sueño que se lo sigo frotando. Y como es obvio que ella no sembró el
dolor, yo también soy Macedonia.

Que me disculpe el rigor. Que me disculpe esta mañana.

*MENOS DE 140:* Estoy listo para comparecer ante los diputados, dice
Marcelo Ebrard sobre el informe de la Línea 12. Se los pedirá por carta.

gomezleyvaciro@gmail.com

Fuente: http://www.eluniversalmas.com.mx/columnas/2015/01/110854.php

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