En un inteligente y perspicaz artículo publicado en Open Democracy,
la itamita Natalia Saltalamaquia demuestra cómo "después de tres
décadas de socialización, los mexicanos ven los derechos humanos como
propios". Se basa en el trabajo del Proyecto Organizaciones de Derechos
Humanos de la Universidad de Minnesota y el CIDE. Conviene reproducir
algunas de las principales conclusiones de la encuesta en la que se basó
el estudio, y del ensayo de Saltalamaquia.
Los encuestadores
preguntaron con qué frecuencia el público mexicano está expuesto al
concepto "derechos humanos". Aproximadamente 90 por ciento de las élites
y casi 40 por ciento del público en México ha escuchado el término ya
sea "frecuentemente" o "todos los días". ¿Qué tanto confían los
mexicanos en las organizaciones locales e internacionales de derechos
humanos (entre otras instituciones)? Existe una confianza
comparativamente alta: entre las élites fue de 70 por ciento y casi 60
por ciento entre los ciudadanos de a pie. El estudio también muestra que
líderes en México y el público en general no solo asocian las palabras
"derechos humanos" con cuestiones positivas, sino que además poseen una
comprensión apropiada del contenido sustantivo de dicho concepto. Cerca
de 80 por ciento del público asocia el término "derechos humanos" con la
protección de las personas frente a la tortura y el asesinato (i.e.
derechos civiles); 71 por ciento con la promoción de la justicia
económica y social (i.e. derechos económicos y sociales); y 65 por
ciento con la promoción de elecciones libres y justas (i.e. derechos
políticos). Finalmente, el documento muestra que el público concibe a
los derechos humanos como un concepto legítimamente "mexicano", y no
como una imposición extranjera. La encuesta preguntó si se asocian las
palabras "derechos humanos" con "promover los intereses de Estados
Unidos" o con "ideas y valores extranjeros" y los resultados muestran
que ni las élites, ni los ciudadanos de a pie aceptan este argumento.
Solo 7 por ciento de las élites y 25 por ciento del público relacionaron
los derechos humanos con "intereses de Estados Unidos", mientras que 11
y 28 por ciento, respectivamente, identificó a los "derechos humanos"
como una idea extranjera.
La autora subraya la magnitud del cambio
correspondiente en México: hace muy pocos años, los gobiernos
federales, el PRI y la izquierda sostenían que la mirada o fiscalización
externa en materia de derechos humanos (incluyendo la observación
electoral) constituía una injerencia extranjera inadmisible en asuntos
internos; lo siguen pensando a propósito de Cuba y Venezuela. Hoy, las
organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos gozan de
la confianza de la sociedad mexicana.
El gobierno de Peña Nieto
haría bien en estudiar con detalle la encuesta, incluyendo los
cross-tabs. Su idea de separar el respeto por los derechos humanos en
México de la defensa de los derechos humanos en el ámbito internacional
solo debilitó la posición de su propio régimen afuera, sin conquistarle
simpatía alguna con gobiernos orgullosamente violadores de derechos
fundamentales. Hubiera sido útil que EPN se reuniera con los directivos
de Human Rights Watch en Washington mañana (soy miembro de la Junta de
Gobierno), o de Amnistía Internacional, cuando viaje a Londres. Más útil
que ir de nuevo a Davos, quizás.
Leído en http://www.milenio.com/firmas/jorge_castaneda/encuesta-debiera-conocer-Pena_18_440535965.html
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