La enconada disputa por la delegación Cuauhtémoc, donde se ubica el corazón de la ciudad de México, no es sólo una lucha política entre la izquierda fracturada; es también, en esencia, una batalla económica que involucra cifras y ganancias millonarias en un territorio de la capital que alberga un poderoso corredor político, empresarial y económico, y un jugoso y lucrativo negocio para quien la gobierne: el comercio ambulante.
Si en lo político la Cuauhtémoc es asiento de poderes federales y locales —Palacio Nacional, sede del GDF, Senado y Gobernación— en lo económico, la delegación aporta 25% del PIB del DF y 4.6% del PIB nacional —unos 900 mil millones de pesos— lo que la convierte en la séptima economía del país, por encima de varios estados de la República y varias ciudades capitales.
Pero eso no es todo. Por esta región capitalina, que concentra 36% del equipamiento urbano y 40% de la infraestructura cultural de toda la ciudad, transitan a diario alrededor de 5 millones de personas, población flotante que son consumidores cautivos de 26 mil establecimientos comerciales formales, pero también de la otra gran ‘mina de oro’ de la demarcación: el comercio informal y ambulante, estimado actualmente en 45 mil puestos y vendimias de todo tipo.
Los ambulantes de la Cuauhtémoc, además de ser bases clientelares y electorales codiciadas, generan diariamente ganancias millonarias que van a parar a los líderes y también a manos de la jefatura delegacional y sus funcionarios, dinero constante y sonante sin fiscalización ni gravamen.
Datos recabados por este columnista entre organizaciones de ambulantes, indican que cada semana el comercio informal entrega un pago al que llaman ‘El Niño’, porque es un envoltorio de billetes que reúne todas las cuotas cobradas a comerciantes en zonas como Tepito, La Merced, Lagunilla y Centro Histórico, entre otros, por concepto de derechos de piso, moches o ‘disimulos’. ‘El Niño’ de cada semana, que se entrega a líderes, inspectores y funcionarios delegacionales es de 15 millones de pesos, es decir 60 millones de pesos al mes. De ese tamaño es el millonario negocio que está en juego.
Y eso explica porque los grupos de ambulantes son disputados en este momento por José Luis Muñoz, candidato del PRD, al que solían apoyar, y por el PRI, que en esta ocasión postuló como su candidata a jefa delegacional a Alejandra Barrios Richard, la lideresa histórica del ambulantaje del Centro Histórico. Versiones de comerciantes de Tepito afirman que los perredistas han llegado a presionar y a ofrecer hasta 200 pesos por persona que acuda a los mítines de campaña de su candidato, mientras la gente de Barrios ofrece “otros 200 pesos porque no vayan a los actos del PRD”. Eso da una idea de hacia dónde se dirige la contienda electoral en la Cuauhtémoc.
Ese es el apuro del PRD: mientras el PRI le disputa a los ambulantes, Morena le arrebata a otras de sus bases clientelares en la delegación: las clases populares y medias que migran a la campaña del candidato Ricardo Monreal. Colonias como la Atlampa, Valle Gómez y Tlatelolco, que solían ser bastiones perredistas en el norte de la demarcación, hoy apoyan al lopezobradorismo.
Todo eso hace que en la batalla por la Cuauhtémoc, el PRD esté a dos fuegos: por un lado el PRI le pelea su clientela de ambulantes y por el otro Morena gana terreno en zonas populares y de clase media. De ahí los números de las últimas encuestas conocidas en la delegación: Parametría, levantada para Morena del 21 al 25 de marzo en viviendas: Monreal 25%, Muñoz 18%, Barrios 18%. Mientras Gabinete de Comunicación Estratégica, hecha para el PRI del 9 al 10 de abril, también en viviendas: Monreal 25%, Muñoz 17%, Barrios 22%.
Es decir, que en esta disputa de poder político y económico, el PRD estaría en estos momentos peleando entre el segundo y el tercer lugar. ¿Se dejarán arrebatar al ‘Niño’ millonario?
NOTAS INDISCRETAS
Qué tan mal estará la ingobernabilidad en Guerrero y qué tan débil será el gobernador Rogelio Ortega, que entre los guerrerenses hay quienes están a favor de que regrese Ángel Aguirre a la gubernatura. En Chilpancingo se dice que a Ortega “salió del cubículo y lo quemó el sol del trópico”, porque la verdad es que Aguirre nunca terminó de irse y Ortega nunca terminó de llegar. Jurídicamente el cuestionado gobernador con licencia no tienen impedimento para regresar el próximo viernes, pero está claro que la decisión es más bien política y habrá que ver qué dicen en Los Pinos. Al final, lo que es un hecho es que todos los guerrerenses gritan a coro: “¡Qué regrese Aguirre… pero lo que se llevó!”… Serpiente mandan los dados. Caída libre.
Leído en http://periodicocorreo.com.mx/serpientes-y-escaleras-22-abril-2015/
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