viernes, 10 de julio de 2015

Raymundo Riva Palacio - CNTE: la larga noche

El presidente Enrique Peña Nieto terminó de estar con la Coordinadora Magisterial. Dos años y medio de negociaciones con la disidencia de los maestros no le produjo nada a su gobierno salvo descrédito mundial y dudas sobre su capacidad de gestión. Millones de pesos transferidos a sus líderes para que alimentaran a sus bases con plazas –y los bolsillos de algunos de ellos con la venta hasta de 120 mil pesos por ellas–, a cambio de su apoyo a la reforma educativa, volvieron a su dirigencia en un ente mercenario insaciable. Entre más les daban, más exigían. La calidad de la educación no era –como nunca ha sido– su motor, sino poder político. Lograron arrancar pedazos de él hasta que acabaron con la paciencia del Gobierno. La demanda penal de la organización Mexicanos Primero en contra del líder de la CNTE y de la Sección 22, Rubén Núñez, por fraude al erario, es el principio del fin de esta dirigencia. El golpe fue perfecto. Inutilizó al jefe público del movimiento, que lleva 72 horas defendiéndose mediáticamente y preparando la defensa jurídica.Lo distrajeron de sus tareas de organización, pero sobre todo, enviaron un mensaje a la dirigencia de la Coordinadora: los términos en los que negociaron y dialogaron durante la primera parte del sexenio, se acabaron. Han cambiado radicalmente.








Demasiado perfecta en tiempo y forma fue la ejecución del golpe a través de Mexicanos Primero para que esta acción estratégica sea de manufactura propia. Mexicanos Primero está formado por empresarios y expertos en educación, no por estrategas políticos. Puede haber una subestimación de ese tipo de talento, o quizás fueron el instrumento eficaz para iniciar la embestida judicial contra el grupo que controla a la disidencia magisterial. Pero el resultado, que es como se miden este tipo de acciones, es altamente redituable.

Núñez es la cabeza de la hidra, pero en términos reales, no es el primero que podría enfrentar la justicia. Desde 2013 existen órdenes de aprehensión en contra de dirigentes magisteriales en los estados del sureste. Solamente en Guerrero, existen 53 averiguaciones previas contra maestros disidentes. Las autoridades tienen 12 indagatorias contra 61 personas, y les obsequiaron 14 órdenes de aprehensión por los delitos de motín, sedición, daño, robo y ataques a las vías de comunicación, entre los que se encuentran Minervino Morán, ex vocero de la Coordinadora. Hay otros 17 maestros sujetos a proceso en el umbral de que se giren órdenes de aprehensión.

Las autoridades no las ejecutaron. La ley se supeditó a la política, hasta que el Gobierno federal se dio cuenta de que con los líderes de la disidencia no se podía. Resultaron más difíciles en la mesa de negociación que la maestra Gordillo. Quién le dijo al presidente Peña Nieto que no sería así, sigue siendo un misterio. Peña Nieto, que no quería encarcelar a Gordillo, compró el argumento de que sin ella, la reforma educativa avanzaría sin problema. Con la CNTE, deben haber calculado, se arreglaban con dinero. Ciertamente, los líderes de la disidencia magisterial tienen el dinero como su divisa de cambio. Para resolver el último gran conflicto en Oaxaca en 2006, el entonces líder de la Sección 22, Enrique Rueda, le pidió al subsecretario de Gobernación, Arturo Chávez, 125 millones de pesos. No se los dieron y la CNTE, junto con organizaciones sociales vinculadas a la guerrilla y narcomenudistas, secuestraron la capital oaxaqueña durante cinco meses y afectaron la economía, que no se ha recuperado desde entonces. Aquel conflicto perdió fuerza porque al desgaste público se le añadieron 20 millones de pesos para Rueda, a fin de que repartiera entre algunos líderes de la Sección 22 para que dejaran de tirar leña a la hoguera.

Las recomendaciones al Gobierno cuando detuvieron a Gordillo para que aprovecharan el momento para encarcelar a una decena de líderes del magisterio disidente que tenían cuentas pendientes con la justicia, y con ello provocar una reconstrucción total del sindicalismo magisterial, fueron desoídas. No atendieron los consejos y dos años y medio después, cuatro factores contribuyeron al cambio de actitud: la masiva corriente de opinión pública crítica al Gobierno por su debilidad ante la CNTE, la denuncia permanente de su incapacidad para desplegar plenamente la reforma educativa, el creciente rechazo al estrangulamiento de ciudades y carreteras que afectaron a centenares de miles de personas y dañaron aparatos productivos de manera significativa y, sobre todo, el desafío al Estado mexicano al querer boicotear las elecciones. El Gobierno representa al Estado; la CNTE no podía secuestrarlo.

El gran punto de inflexión fue la tarde del viernes el 5 de junio, cuando el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, habló con los líderes de los maestros disidentes y les advirtió que si generaban violencia, las Fuerzas Armas responderían para garantizar la paz. Aviones militares y convoyes salieron esa misma noche al sur del país. El siguiente mensaje fue cuando el subsecretario de Gobernación, Luis Miranda, con quien habían llevado la relación durante dos años y medio, dejó de recibirlos. El contundente fue la denuncia penal contra Núñez. Hacia el interior de la dirigencia magisterial rebelde están claros que las cosas cambiaron y ha corrido la voz que van por ellos. “Ahora sí”, dijo una persona cercana a Los Pinos. Falta ver ahora si habrá instrucción y ejecución. Hay apoyo masivo en el país, es cierto, pero no consenso político. Eso marca una diferencia.



Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/cnte-la-larga-noche-1436519512



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