lunes, 28 de septiembre de 2015

Jesús Silva-Herzog Márquez - La izquierda en Miramar

Es normal que un partido salga a la pesca de los mejores candidatos para una elección. Un líder social, un activista sin militancia, un empresario destacado, un personaje de respeto puede recibir el apoyo de un partido político para que lo represente en una elección. Sucede con frecuencia. No es raro que un partido político se acerque a un ciudadano y le ofrezca la candidatura a un puesto. De ese modo los partidos se acercan a las organizaciones de la sociedad civil y pueden captar el talento que se cultiva fuera de su campo. Lo que es realmente inusual es que un partido busque a un forastero para dirigirlo. No conozco ningún precedente de un partido político que decida explícitamente ignorar a todos sus cuadros para ofrecerle la dirección a un personaje sin militancia. Eso es lo que hace ahora el Partido de la Revolución Democrática. Ignorando a todos sus legisladores, despreciando a todos sus alcaldes y exalcaldes, pasando por alto a sus abundantes corrientes, los jerarcas del PRD salen de su organización para encontrar al salvador. Le ofrecen, generosamente, el trono.



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