Los jaloneos en torno a la propuesta de dos ministros para la Suprema Corte de Justicia de la Nación están probando la debilidad del Estado: grupos de interés amparados en el paraguas de la sociedad civil están acotando los márgenes de maniobra del presidente de la República.
La falta de una estrategia política para operar la propuesta de dos ternas pareció ya haber dado cuenta del senador priista con licencia Raúl Cervantes. El PAN de Gustavo Madero había ya pactado acuerdos con el PRI para esa nominación, a cambio de que el segundo fuera un panista.
Más que la estridencia de los grupos de interés que se dedican a bloquear el margen de acción presidencial, las posibilidades de algunas decisiones de poder radican en el sentido de la oportunidad de grupos antipresidencialistas. El mecanismo tradicional de selección de las ternas de propuestas de ministros se ha estancado en la secrecía, la no información y la negociación entre partidos en el Senado.
Ante la falta de una política de propuestas gubernamentales, la designación de dos ministros se dará vía el acotamiento en medios del debate desorganizado y dominado por las pasiones antipresidencialistas. El grito en redes de “ni cuotas ni cuates” en nada ayuda a redefinir el papel de la Suprema Corte ni a identificar sus problemas de multiplicación de asuntos y de deficiencia en sus resultados.
Uno de los temas centrales es el de los equilibrios verticales y horizontales: los ideológicos y los de origen. Agobiados por la presión popular, la Corte se ha inclinado hacia los liberales pero sin atender el factor de equilibrio que jugaban los conservadores. Y en cuanto al origen, cuatro ministros salieron del sector judicial, tres del sector académico, tres del sector público y uno del sector profesional. En este sentido, los desequilibrios políticos e ideológicos estarían llevando a la Corte a tomar decisiones sin contrapuntos.
El problema menor es de del género; el presidente Peña Nieto podría dar un salto histórico si envía dos ternas de mujeres; pero hay otro problema que tampoco es de desdeñar: la Corte carece de la presencia de algún ministro salido del ámbito judicial del sector privado y necesitaría otro del sector gubernamental. Al final de cuentas, los asuntos que ventila ese tribunal constitucional requieren de la pluralidad de enfoques jurídicos.
Las cortes de justicia tienen que resolver decisiones en medio de un cruce de cuando menos cuatro coordenadas: legal-constitucional, pragmático, gubernamental y político-social. En función de la experiencia de origen de los ministros, las decisiones podrían perder la noción del equilibro jurídico. Si bien en el pasado la Corte fue un refugio de políticos en activo o destripados en otras áreas, no por ello los políticos debieran de ser marginados de su participación en el máximo tribunal. Un enfoque político dentro del pleno podría matizar el sentido de interpretaciones constitucionales.
Como nunca antes las decisiones de la Suprema Corte han de pasar por el litigio en medios y tribunas públicas y cibernéticas dañando inclusive la imparcialidad de la ley parta complacer a la tribuna. A partir de su papel, la Corte no debe --no puede-- ser un contrapoder sino que su función es garantizar el imperio de la ley y de la Constitución y no confrontar a otro poder.
Sólo para sus ojos:
* El Chapo se ha convertido en una papa caliente para todos. Y en los círculos policiacos se tiene ya una certeza: el jefe del Cártel vale más muerto que vivo.
* Más que una figura política, lo que ha demostrado el secretario de Educación, Aurelio Nuño, es su habilidad para aprovechar los medios. Sin nada sustantivo, ha convertido la reforma educativa en una bandera de posicionamiento político hacia el 2018. El dato clave se localiza en el desierto informativo de los otros precandidatos. Y el que se mueve primero, gana más espacios. Ahí está López Obrador haciendo noticias de nada.
* La sociedad mexicana no es la estadounidense. Y si en EEUU la legalización del consumo de la droga provocó un aumento en la demanda, en México se prevé un disparo en el comercio y el consumo que significará un asunto de seguridad pública.
* No fue muy registrado pero el PRD acaba de dar otro paso hacia el vacío político: no asistió al homenaje anual al general Lázaro Cárdenas en el Monumento a la Revolución. A ese nivel ha llegado la crisis ideológica del perredismo chuchista.
Leído en
http://www.debate.com.mx/opinion/La-Suprema-Corte-y-la-debilidad-del-Estado-20151020-0192.html
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