En épocas antiguas, cuando se permitía a los hombre tener muchas mujeres, hubo un hombre de mediana edad que tenía dos esposas; una de ellas era joven, y la otra era una mujer vieja. Las dos lo querían mucho y cada una de ellas deseaba que el hombre fuera como ellas.
Ahora bien, el cabello del hombre empezaba a encanecer, lo cual no gustaba a la joven, porque lo hacía demasiado viejo para ella. Por ello, todas las noches solía peinarlo y aprovechaba para arrancarle todos los cabellos blancos que veía.
Por su parte, la vieja veía complacida cómo el cabello de su marido iba encaneciendo, ya que a ella no le gustaba que la tomasen como su madre. Por ello, todas las noches, con excusa de arreglarle el pelo, le arrancaba cuanto cabello negro veía.
La consecuencia de todo esto fue que en poco tiempo este hombre quedó con la cabeza monda y lironda.
“Si quieres complacer a todos, no complacerás a nadie”
Si quieres tener pelo, no te cases... ni dejes que te cazen.
Leído en http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/esopo/el_hombre_que_tenia_dos_esposas.htm
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