La primera es que no importa qué tanto te abandone la suerte, siempre habrá alguien que te quiera. Como “El Chapo” a su BlackBerry. Todo indica que Joaquín Guzmán Loera era el último ser humano que todavía seguía usando los teléfonos y el chat de BlackBerry.
La segunda es que el amor sigue siendo el peor de los negocios. De otra manera no se entiende que el narcotraficante, que se supone que es archi ultra súper recontra millonario ande muy preocupado de cuánto le va a costar el celular para su amada, como si eso lo fuera a dejar pobre.
Otra lección de este sainete es que una vez más se comprueba lo que decía José José: el que ama no puede pensar, todo lo da, todo lo da. Y “El Chapo”, por amor a Kate del Castillo, le dio al Gobierno la oportunidad de atraparlo.
Una más: que no importa si eres millonario, si tienes un ejército de sicarios a tu servicio, si eres el mayor introductor de drogas a Estados Unidos, si tienes barcos aviones y hasta submarinos... nada, nada vale si la que te gusta te sale con que te quiere sólo como amigos. Vaya, ni siquiera si la invitas a tomar de tu “bucana” y en tus contactos la registras como “Ermoza”.
Ahora a la única que le falta aprender una lección es a Kate del Castillo: ¡no te muevas! Ya de por sí está metida la actriz en un broncón y ahora lo quiere hacer ¡más grande! Ya salió a decir que no se va a quedar callada y que pronto dará a conocer su veldá. ¡No le muevas, criatura! Estás viendo que la PGR está súper ardida porque le echaste a perder su celebración por la captura de “El Chapo”, y ahora, quieres ir a jalarle la cola al león contando tu supuesta versión de los hechos.
¿Qué puede decir en su defensa Kate del Castillo? ¿Que se hizo amiga de un narco, pero que no pasaron de los mensajitos? ¿Que lo dejó que se enamorara de ella y que le hiciera regalos, pero que nomás lo quería como amigo?
Ay, Kate, mejor ya ni te muevas. Haz-le como aquel señor que estaba en la casa –y en la cama– de su amante, una señora también casada, cuando de pronto llegó el marido.
– ¡Mi marido! –se levantó gritando la señora, desnuda– Ya viene subiendo. Ya no te va a dar tiempo de salir. ¡Ay, te va a ver. A ver, párate ahí en la esquina y no te muevas! –le ordenó a su amante y éste, también desnudo, tomó pose de estatua griega. La señora que era especialista en decoraciones lo untó con aceite y luego lo cubrió t-o-d-o con talco.
Justo en ese momento entró el marido:
– ¿Y esto qué es?
– Ay, mi amor, no seas ordinario. Es una escultura.
– Pero, ¿la vamos a tener aquí en el cuarto.
– Sí, mi amor, es lo más nuevo de la moda en diseño de interiores. El otro día que fui a casa de mi amiga Maribel, la esposa de Juan Verduzco, y vi que tenía una igualita en su cuarto. Y, pues, ¿la verdad?, no me pude resistir.
– Pues ya qué –dijo el señor– y se fue a sentar al sillón a ver la televisión. Horas más tarde, cuando la esposa ya se había dormido, el tipo fue a la cocina, preparó una torta y destapó una cerveza y le llevó todo a su sancho que seguía en pose de estatua.
– Toma, cabrón, pa que cenes. Yo me quedé dos días parado como idiota en el cuarto de los Verduzco y ni un vaso de agua me ofrecieron.
Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/que-nadie-se-mueva-1452760027
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