Un campesino muestra una bolsa con goma de opio en Guerrero. |
Las plantas necesitan riego, fertilizantes y herbicidas. Las plagas son continuas. El pulgón, la catarina, el nixticuil y hasta las ardillas sienten una predilección especial por la amapola. La recogida además requiere de peones. Unos 20 trabajadores por campo. 150 pesos la jornada cada uno. Y no es un trabajo fácil.
El látex se extrae mediante tres incisiones, una cada dos días, en la cutícula. El sangrado se recolecta en pequeños recipientes y se vuelca en otros mayores. Sólo terminado este fatigoso proceso, llega la ganancia. Los amapoleros hablan de 50.000 a 100.000 pesos limpios por cosecha. Una fortuna en comparación con cualquier otro cultivo. Esa es la base del negocio. Y también su riesgo. Ocho kilos de goma bastan para obtener uno de heroína. Es decir, lo que en la sierra cuesta unos 80.000 pesos en Chicago o Nueva York se traduce, como mínimo y sin adulteraciones, en 1.260.000 pesos. Quince veces más.
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En los campos del opio mexicano
Leído en http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/26/mexico/1464239664_875621.html
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