miércoles, 1 de junio de 2016

Carlos Ramírez - Como PRI, Morena compra los votos del hambre

Forjado en la cultura política del PRI aunque purificado en la práctica religiosa del poder en donde todos son malos en tanto él sea bueno, Andrés Manuel López Obrador ha construido Morena a imagen y semejanza del viejo PRI, del tricolor en el que él aprendió a hacer política.

En varias delegaciones capitalinas, en Oaxaca, Zacatecas, Morelos y Veracruz, representantes de Morena han llegado a zonas deprimidas a decir que si votan por el PRI o el PRD les quitarían sus programas sociales. Se trata de la peor forma de hacer política electoral: explotar la ignorancia y la pobreza de la gente.










Pero lo más grave es que Morena, como el PRI y el PRD, exige que los ciudadanos de zonas de pobreza entreguen su credencial de elector y la de sus familiares para amarrar el voto; no basta con asustarlos y lograr el apoyo verbal; la entrega de la credencial de elector es una de las prácticas políticas más deleznables que inventó el PRI y que ahora el PRD y Morena han magnificado y llevado a la práctica común.

Cada enviado de Morena a conseguir los votos del hambre lleva consigo una hoja como la que se publica como foto en esta columna.

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En las zonas pobres el PRI, el PRD y Morena son los responsables de operar el llamado “voto del hambre” amarrado a programa sociales o, más ruin todavía, a la entrega de despensas, tinacos, licuadoras, camisetas, gorras, dinero en efectivo o el paquete de torta y refresco.

En esa hoja se registran los datos de la credencial de elector, con el que se coarta la libertad en el ejercicio del voto. Eso sí, en público Morena se desgarra las vestiduras acusando al PRI y al PRD de comprar votos. En los diarios se publicaron el domingo acusaciones de López Obrador y Martí Batres Guadarrama acusando al PRD y al PRI de usar las ayudas gubernamentales como mecanismo para garantizar el voto. Pero en la Ciudad de México, durante la gestión del tabasqueño como jefe de gobierno, los programas gubernamentales fueron el gancho para construir una base social, política y electoral.

Política para dummies: La política es el carácter de la resistencia porque hay que aguantar y comer de todo, y decir todo es to-do.

Sólo para sus ojos:

Si fue cierto o no el secuestro del futbolista Alan Pulido, el manejo de medios de la procuraduría y el gobierno estatales dejó la impresión de que fue una farsa política con miras electorales para favorecer al PRI.

Lo de menos es que López Obrador haga lo que el PRI al conseguir el voto corporativo, lo grave es que haya metido la reforma educativa a un proceso electoral. El voto de los maestros disidentes le puede ayudar en Oaxaca, pero no parece que le alcance para ganar; eso sí, Morena queda como el brazo político de la CNTE y la Sección 22 con todo y sus protestas, marchas, plantones y maestros despedidos.

Se desinfló la fiesta anticorrupción; el gobierno priísta jugó a las contradicciones entre los grupos promotores. A pesar de ser un asunto importante, la corrupción era agenda elitista.

Y los independientes siguen sin avanzar. Su peor pasivo es que no saben explicar cómo gobernar desde la independencia si los centros de poder son partidistas. Hay que seguir los enojos de Jorge G. Castañeda para entender la desaceleración del movimiento de los independientes. Los promotores olvidan que el factor clave de los independientes es carisma; y fuera de El Bronco, ninguno otro lo tiene.

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@carlosramirezh



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