martes, 26 de julio de 2016

Dan T - El amor en tiempos de crisis

El Gobierno es como ese cuñado imbécil que gasta lo que no tiene. Gracias a las “ofertas” de meses sin intereses, deben el equivalente a ocho años de su salario y probablemente se tarden el doble de ese tiempo en saldar sus deudas de tarjetas, pues de una saca para la otra y así se la van llevando hasta que revienta... o acaban en la cárcel. Algo similar pasa con el Gobierno: tiene mucho dinero, pero lo gasta en tonterías. Y, obviamente, no le alcanza. Pero en lugar de encontrar nuevas formas de financiarse, lo que hace es buscar nuevas formas de exprimirnos a los de siempre: a ti, a mí y al resto de los ciudadanos. Es por eso que ya volvieron a subir la gasolina y subieron algunas tarifas de luz. A eso se debe que hoy tengamos que pagar un impuesto especial por tomar refrescos y otro más por beber alcohol; o hasta por jugar a la Lotería o el Melate. En lugar de gastar de manera inteligente lo que tiene, el Gobierno nos quiere sacar más y más y más. Y eso, evidentemente, afecta todo en nuestra vida. Suena difícil de creer, pero la crisis económica también le pega al amor. Ahí está el caso que se está comentando mucho en redes sociales, de la pareja que acudió al consultorio de un terapeuta sexual.










–Doctor –le dijo sin mayores preámbulos el hombre– Tenemos un problema. Queremos su ayuda profesional. ¿Nos podría ver mientras tenemos relaciones sexuales y analizar lo que hacemos? Tal vez usted pueda encontrar el problema entre nosotros.–Bueno... este... –comenzó a responder un poco desconcertado el terapeuta– Sí, claro que puedo hacerlo. Es un poco extraño, pero es precisamente para esto que estudié: para ayudar a parejas con problemas a encontrar de nuevo la felicidad. Dependiendo del problema, podemos programar varias sesiones a fin de detectar con precisión la falla y trabajar juntos en corregirla.

La pareja se quitó la ropa y, ahí mismo en el consultorio, comenzó a hacer el amor, ignorando la mirada analítica del terapeuta que no dejaba de caminar alrededor de ellos, tomando notas de cada movimiento, de cada beso, de cada risa y cada gemido. Inclusive anotó con lujo de detalle el momento en que la mujer quedó prácticamente como murciélago, con la cabeza colgando del sillón, ahogada en un grito de placer. Cuando por fin terminó aquello, el terapeuta les dijo: –Pues, bien, lo he visto todo con mucho cuidado y, sinceramente, no encuentro nada malo en la forma en la que tienen relaciones sexuales. Son 300 pesos de la consulta. –Muchas gracias, doctor –dijo el hombre, se vistió, pagó y se fue con su pareja. Tal como habían quedado, a la semana siguiente regresaron. Volvieron a tener sexo con el terapeuta como único testigo, un testigo, por cierto, cada vez nervioso y excitado. Y así ocurrió semana a semana. Y en cada sesión, el terapeuta llegaba al mismo dictamen: “No tienen ningún problema”. Por eso un día le dijo a la pareja antes de que comenzara a desvestirse:

–Miren, ya han venido varias veces a terapia y por más que analizo la forma en qué tienen sexo, simple y sencillamente no encuentro problema alguno. ¿Para qué quieren seguir viniendo?

–Mire, doctor, –le respondió el hombre– Ella es casada y no podemos ir a su casa. Yo soy casado y no podemos ir a la mía. El hotel Palo Grande cobra 850 pesos por un cuarto. El hotel Viagra pide mil 200 pesos, mientras que el hotel Mortis anda arriba de los mil 500 y un motelito barato no baja de los 450 pesos. En cambio aquí lo hacemos por 300 pesos y, con la factura de sus honorarios médicos, el seguro me reembolsa 250 y, además, ¡no pago IVA de 16 por ciento! Dígame si no es una ganga, doctor. ¡Nos vemos el jueves!



Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/el-amor-en-tiempos-de-crisis-1469518106



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