jueves, 11 de agosto de 2016

Dan T - ¡A volar, Gaviota!

Un señor en su lecho de muerte gira lentamente la cabeza hacia la derecha para mirar por última vez los dulces ojos de su esposa. La señora lo toma de la mano y trata de reprimir el llanto. El señor hace el mayor esfuerzo para despedirse de su amada y le dice:

–Mi vida, ¿te acuerdas la primera cita que tuvimos? Aquella en que se te cayó la taza de café y me quemaste la entrepierna...

–Ay, mi amor, claro que me acuerdo. Te portaste como todo un caballero, pues a pesar del dolor, no te quejaste ni una vez en toda la noche.

–¿Y te acuerdas, mi vida, que en nuestra luna de miel en Acapulco quisiste que nos subiéramos a uno de esos veleritos, que terminó volteándose y estuvimos a punto de morir ahogados?

–Jajajajaja, claro que me acuerdo, viejito, si no ha sido por aquel lanchero que te sacó de los pelos, me ando quedando viuda.










–Oye, mi cielo, y ¿te acuerdas que cuando se quemó el negocio y nos quedamos pobres, estabas a mi lado, tomándome de la mano?

–Sí lo recuerdo, corazón, fue terrible, pero míranos: salimos adelante.

–Y hoy que estoy aquí agonizando, a punto de morir por este maldito cáncer que se me esparció tan rápido, de nuevo estás a mi lado, mi vida. ¿Te digo algo, corazón?

–Sí, mi cielo.

–¡Tú me traes mala suerte, cabrona!

¿Qué va a hacer ahora Enrique Peña Nieto con su esposa “La Gaviota”? El otro día, en estas mismas páginas de nuestro periódico, se publicó la historia de cómo un empresario que busca contratos millonarios con el Gobierno, paga el predial del departamento de Angélica Rivera en Miami. Y no sólo eso: este sujeto de apellido Pierdant compró el departamento de al lado, para que lo use la primera dama como si fuera la extensión del suyo. Es decir, una vez más “La Gaviota”es exhibida como una persona que se aprovecha de los contactos de su marido para vivir a toda madre, a costa de los mexicanos.

Ante esto vale la pena preguntarnos: ¿Realmente “La Gaviota”es tan mala como villana de telenovela? ¿No será que, en realidad, las cosas están a su nombre para proteger a Enrique Peña y que él no aparezca como el transa? Sea como sea, lo que indigna ya no es tanto la transa, sino el cinismo. Después de tooodo el escándalo de la “casa blanca”, después del desprestigio que se ganó a pulso “La Gaviota” exhibiéndose en televisión como una furibunda corrupta, después de que el Gobierno quedó manchado para siempre, después del propio Presidente tuvo que salir a perdón... ¡salen con lo mismo! ¿En serio está tan necesitada de dinero Angélica Rivera, para que un empresario le pague sus gastos? Si ya no es por decencia, al menos por dignidad o disimulo, el Presidente y su esposa tendrían que haber puesto en orden todas sus propiedades y, sobre todo, dejar de hacer cosas que, según ellos, no son ilegales, pero se ven del carajo.

Con este nuevo escándalo, ¿qué hará ahora Peña Nieto? Ni modo que salga otra vez a pedir perdón. Más bien tendría que pedir licencia al cargo, por puritita vergüenza. Creo que le sería menos deshonroso salir a decir “la regué, ya me voy, compermisito”, que vivir toda la vida con la vergüenza de todos los mexicanos sepan el grado de corrupción y podredumbre al que llegó su Gobierno, él mismo y su propia familia.

Porque la otra opción es pedirle el divorcio a “La Gaviota”, pero no creo que Peña tenga el valor de hacerlo.

–Kike, ¿qué tienes? Te noto triste, como distante.

–Nada, Gaviotita, sólo necesito que me firmes aquí, aquí y aquí.

¡Nos vemos el martes!



Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/a-volar-gaviota-1470896935



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