Los juegos de poder pusieron a Ricardo Anaya en el segundo sitio de las encuestas, pero los mismos juegos de poder lo están colocando en tercer lugar. Sin embargo, el verdadero error político del candidato panista-perredista ha sido su aislamiento personal al interior de su propia coalición: no escucha a nadie y se siente un “chico maravilla”.
Anaya había despuntado por tres razones: la audacia de una alianza PAN-PRD que no se ha explicado con programas e ideas ni se ha dinamizado, distancia estratégica del calderonismo peñista que quebró internamente al PAN y la posibilidad de romper la maldición pendular de neoliberalismo priísta- neopopulismo lopezobradorista.
Sin embargo, Anaya no escucha a nadie, obedece a sus propios impulsos y decide en función de sus propios razonamientos. Por eso su campaña ha comenzado a hundirse, ha sido incapaz de responder a la estrategia de la coalición PRI-PGR-Pinos sobre el problema inmobiliario y no ha sabido poner en el tapete la larga lista de casos de corrupción del gobierno actual que sumarían más de mil naves industriales.
Anaya había despuntado por tres razones: la audacia de una alianza PAN-PRD que no se ha explicado con programas e ideas ni se ha dinamizado, distancia estratégica del calderonismo peñista que quebró internamente al PAN y la posibilidad de romper la maldición pendular de neoliberalismo priísta- neopopulismo lopezobradorista.
Sin embargo, Anaya no escucha a nadie, obedece a sus propios impulsos y decide en función de sus propios razonamientos. Por eso su campaña ha comenzado a hundirse, ha sido incapaz de responder a la estrategia de la coalición PRI-PGR-Pinos sobre el problema inmobiliario y no ha sabido poner en el tapete la larga lista de casos de corrupción del gobierno actual que sumarían más de mil naves industriales.