El problema más serio de México es la inseguridad. Ante la grave situación y la deficiencia de las policías federal, estatales y municipales, se ha tenido que recurrir a las fuerzas armadas, generando un problema mayúsculo del que apenas se anticipan sus graves consecuencias. El Ejército no está para eso y es urgente formar buenas policías capaces de cumplir su tarea.
Mucho por trabajar. Octubre de 2011. Foto: Jorge Carballo
El diputado Gertz Manero, en extensa misiva a la dirección, dice: “Federico Berrueto miente y distorsiona la realidad cuando señala en su último artículo en MILENIOque la formación de la PFP a finales de la administración de Zedillo fue ‘lo mejor que se hizo en el pasado’, atribuyendo a mi ‘avieso consejo’ que dicho proyecto perdiera su impulso y que muchos de sus ‘actores’ fuesen objeto de persecución”. Manero continúa: “La verdad es otra muy distinta, ya que lo que pretendió el gobierno de Zedillo a fines de los noventa fue crear una nueva policía política, con más ‘dientes’ y atribuciones que la Dirección Federal de Seguridad, tan añorada por los fascistas gubernamentales, la cual tuvo que ser desmantelada por su profunda corrupción, sus vínculos con el narcotráfico y su absoluta ineficacia para la defensa de los intereses de la nación. La PFP, que fue creada en el sexenio de Zedillo, en el que participaron Liévano (sic) Sáenz y Berrueto, se integró con cerca de mil burócratas del Cisen, especializados en espionaje político, con todo y sus expedientes ‘secretos’, para que después muchos de ellos emigraran de dicha policía hacia la PGR … con objeto de crear la AFI, que se especializó en secuestros y en espionaje político, y que acabó resultando un estrepitoso fracaso y su consecuente desmantelamiento, llevando a esos burócratas a la tarea de apoderarse nuevamente de la Policía Federal, para convertirla, en esta administración, en el instrumento de su megalomanía fascistoide, entreguista e inepta...”
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