Por los que sean”. Por uno, o por medio punto porcentual, si estoy encima de Andrés Manuel López Obrador en las encuestas, seré el candidato del PRD.
Así de claro lo tiene Marcelo Ebrard. Y ante la cuestión en la que se insiste en columnas y comederos políticos que El Peje no reconocerá las encuestas, Ebrard se dice confiado: no tiene ningún sentido que haya entrado en este proceso como lo hemos hecho, si iba a desconocer el resultado. Ningún sentido.
Dos casas encuestadoras, una nombrada por Ebrard, la otra por López Obrador y una tercera empresa “supervisora”. El levantamiento empieza este fin de semana. Los resultados tienen que estar listos antes del 17 de noviembre. Hay acuerdo en las preguntas y el método de interpretación. La complicación será medir eso que llaman “potencial”. Es decir, qué candidato tiene mayores posibilidades de ganar. Una combinación entre negativos, tendencia de crecimiento y careos imaginarios entre Ebrard o López Obrador y adversarios. Esa parte, que tiene su buena dosis de análisis e interpretación, seré seguramente la que pueda causar conflicto entre las partes.
Luego estará la voluntad de los partidos pequeños, el PT y Convergencia (o como sea que se llame ahora). Las matemáticas dicen que nada mejor para ellos que ir juntos los dos con AMLO a la cabeza. Pero si Marcelo ganara la encuesta, con qué argumento podrían decir que no. O al menos así lo espera el equipo de Ebrard. Menos sencillo será traspasar MORENA o la validación de los intelectuales alrededor del tabasqueño. Esos son de él y nada más.
Hasta hace un par de meses estaba claro en todas las encuestas que López Obrador superara al actual jefe de Gobierno, tanto entre perredistas como entre población en general. En las últimas publicadas la tendencia ha cambiado y por lo menos en las últimas que yo vi andaban en un empate técnico, aunque curiosamente, para eso de medir “el potencial”, los negativos de AMLO parecen estar bajando.
Con su carta pública y una serie de entrevistas, Ebrard ha comenzado diez días de intensa campaña, como seguramente, a su estilo, lo hará López Obrador.
No la tiene sencilla el jefe de Gobierno. Compite contra un hombre que lleva cinco años preparando este momento. Se enfrenta al político de oposición con mayores niveles de conocimiento en el país. Aunque gana entre independientes, pierde entre sus copartidarios. Dos de los tres partidos de la supuesta coalición preferirían a su adversario como candidato. Su futuro está en una encuesta. De esas que su rival ha descalificado siempre.
Me parece que Marcelo necesitará más de un punto de ventaja para ser el candidato de la izquierda en el 2012.
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