domingo, 13 de noviembre de 2011

La política después de Blake por Federico Berrueto

La tragedia ocurrida el pasado viernes debe dar curso a la unidad nacional y a un sentido de futuro compartido por todas las fuerzas políticas. Se debe recomponer la relación del gobierno federal con los partidos y con sus candidatos presidenciales. Y, sobre todo, mantener a raya a los políticos del pasado que buscan expiar su infortunio sembrando discordia al abono del encono.
Severa pérdida para el gobierno y el país el deceso de Francisco Blake. Mejor que nadie cubrió la posición de secretario de Gobernación. Antes pudo ser procurador, pero intereses asociados al PRI, los mismos que promueven en el Senado el gobierno de coalición, dificultaron una designación que debía ser ratificada por ellos. Llegó a conducir la política interior y a coordinar la de seguridad después del accidentado desempeño del abogado Fernando Gómez Mont, uno de los hombres más inteligentes que han estado en Bucareli, quien se distanció de la dirigencia de su partido por las alianzas con el PRD.
Las formas y las acciones de Blake le permitieron al presidente Calderón y a su gobierno sanar heridas y a recuperar el vigor de la dependencia. Las buenas cuentas que tuvo Blake en Baja California se repitieron. Sin ruido ni desplantes llevó la dignidad y el respeto al ministerio a su encargo; habilitado como pocos para transitar el turbulento periodo de la selección del candidato del PAN y el de las elecciones. Un hombre confiable a propios y ajenos, al calderonismo y a sus adversarios, incluso, a los malquerientes del Presidente. Sin duda una severa pérdida para el gobierno y el país.
Con Blake perecieron otros tres funcionarios: el subsecretario Felipe Zamora, José Alfredo García, Diana Miriam Hayton y tres oficiales, los tenientes Felipe Bacio y Pedro Ramón Escobar, y el sargento José Luis Suárez. No hay lugar a las especulaciones ni a las conclusiones precipitadas sobre culpas en encabezados para vender noticia. Corresponde a las autoridades realizar las indagatorias y explicar la preocupante recurrencia de este tipo de accidentes con altos funcionarios. Tres secretarios de Estado en el primer círculo presidencial fallecidos en accidentes aéreos en un tramo de seis años: Martín Huerta, Juan Camilo Mouriño y, ahora, Francisco Blake.
El presidente Calderón habrá de designar en las próximas horas a quien deberá llevar la Secretaría de Gobernación. Dos temas están a la vista: la coordinación de las acciones de gobierno en la lucha contra el crimen organizado y las elecciones federales de 2012. Es posible que el nombramiento ocurra después del desenlace de la elección de Michoacán, que de suceder lo que anticipan algunos sondeos de las preferencias, ganaría el PAN con una candidata que es mucho más que la hermana del Presidente.
Lo mejor de Blake deberá hacerse presente. Importa mucho el nombre, pero mucho más la instrucción del presidente de la República sobre lo que deba hacer la dependencia y su titular. La tragedia debe dar curso a la unidad nacional y a un sentido de futuro compartido por todas las fuerzas políticas. Dejar en su justa dimensión la polarización y la descalificación del adversario como recurso para ganar votos. Se debe recomponer la relación del gobierno federal con los partidos y sus posibles candidatos presidenciales. Asimismo, dejar que la militancia del partido gobernante resuelva sin presiones ni intervenciones indebidas quién debe representarles en las elecciones federales y locales. Otra tarea: mantener a raya a los políticos del pasado que buscan expiar su infortunio sembrando discordia al abono del encono.

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