Para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta.
Decía Ricardo Alemán, en una de sus
columnas, que: “AMLO regala candidaturas y posiciones políticas –como
regalar dulces-, entre la jauría de ambiciosos sin ideología, sin principios y
sin memoria, que darán todo por “ un huesito” para medrar del poder. Y claro, a
cambio de esas migajas ya queman incienso en torno a López Obrador y practican
las penosas genuflexiones”.
Al margen de que eso fuera verdad, cosa que tendría
que demostrar quien hace la acusación, lo importante es la superficialidad con
que se lanza lo que, hasta ahorita y mientras no sea comprobado, pareciera ser
sólo un infundio brotado de la pluma ¿mercenaria? de Ricardo Alemán.
Si hay algo que personalmente me molesta de manera
especial, es la gente que finge desmemoria; que se olvida de las vigas que trae
en los ojos, mientras juzga con índice de fuego la paja que ve en otros; la gente que se pone de pechito para que se
pueda hacer escarnio de ellos. Eso es, entre otras cosas, lo que me repugna de
Ricardo Alemán. Su innato farsantismo, su doble lenguaje, y de manera muy, pero
muy especial, su doble moral, si es que tiene alguna, cosa que dudo.
A AMLO no se le ha demostrado que ande regalando
candidaturas, “como si fueran dulces”; no se ha visto, tampoco, que en masa
haya gente haciéndole “penosas genuflexiones”. No ha dicho Alemán quiénes son
esos “ambiciosos sin ideología, sin principios y sin memoria” que quieren
puestos, “huesitos” los llama él, para medrar con el poder. Nombres, queremos
nombres.
Afirmar, con tanta frivolidad, que Mauricio Sada
Santos o Fernando Canales Seltzer son unos oportunistas que buscan hueso, es de
una estupidez mayúscula. Sólo un cuasioligofrénico como Alemán lo puede
asegurar. Esos chavos tienen, por herencia y derecho propio, el poder más
importante en México: El poder económico.
¿Bartlett y Greg Sánchez tendrán puestos o
candidaturas “regaladas como dulces”?, ¿según quién?, ¿según el escribidor que
ha practicado oficiosamente, con el gobierno en turno, las penosas
genuflexiones que dice criticar?
¿Esas son sus “pruebas”? Bah, pamplinas.
Pero, como siempre en el caso de los fanáticos
desmemoriados, escupe al cielo y la saliva le cae en la cara. El búmerang se le
regresa y lo golpea entre ceja, oreja y madre. Pobre Alemán, vive ensalivado.
Como dijera Jack el Destripador, vayamos por
partes.
¿Alguien recuerda a Miguel Ángel Yunes?, ¿habrá
alguien con buena memoria que se acuerde de quién es Elba Esther Gordillo? ¿Se habrá
olvidado la gente de aquel que, primero como candidato, y después como
presidente, ofreció y entregó posiciones políticas “como si fueran dulces” a
personas sin ideología, sin principios y sin memoria? ¿Creerá Ricardo Alemán
que carecemos de la suficiente retentiva como para olvidar que esas posiciones
se entregaron en el 2006 a personas que, como chapulines políticos, han andado
de partido en partido, ergo, carecen de principios?
¿Ricardo Alemán considerará estúpida a la
ciudadanía, al no concedernos la capacidad de discriminar los hechos, sin
apegarnos al guión barato que nos quiere vender?
¿Pensará el escribidor de las genuflexiones a
Calderón, que no recordamos cómo y a quién se entregaron el ISSSTE, la Lotenal,
la Subsecretaría de Educación Pública?
Por eso digo y repito, para tener la lengua larga,
hay que tener la cola corta. No es el caso de Ricardo Alemán, que tiene la cola
muuuuuy larga y la memoria muy cortita.
Tancredi
Diciembre
de 2011
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