lunes, 12 de diciembre de 2011

Carlos Puig - Peña, los panistas y AMLO: no al aborto



Cuando a un político le preguntan su opinión sobre el aborto, y su primer instinto es decir que él está a favor de la vida, ¿qué es exactamente lo que quiere decir? ¿Que los que piensan diferente están a favor de la muerte? ¿Que, por ejemplo, la ley que hoy rige sobre la interrupción del embarazo en el Distrito Federal es una ley a favor de la muerte?

La de “estoy a favor de la vida” es la respuesta de Enrique Peña Nieto. Y ayer en El País se extendió:

P. ¿Qué política aplicaría con respecto al aborto?

R. El aborto debería ser la última de las decisiones que una mujer debería tomar. Públicamente me he pronunciado a favor de la vida. Comparto las excepciones que la ley hace, en casos de malformación congénita, violación o riesgo para la vida de la madre. No estoy a favor de la criminalización de quienes aborten. Son momentos muy difíciles para una mujer, así que abogo por el impulso de una cultura que ayude a las mujeres a evitar que se llegue a ese escenario.

P. ¿Incluida la píldora del día después?

R. Incluida.

En esto, el nuevo PRI es el viejo PRI. El aspirante tricolor quiere que la ley sea la que fue siempre, reforzada con las nuevas modificaciones estatales promovidas bajo la presidencia de Beatriz Paredes.

No hay espacio en el panismo para expresar y mucho menos proponer la liberalización de las leyes que hoy impiden la interrupción del embarazo de manera segura. Con excepción de algunas y algunos panistas en el Distrito Federal, que saben que en la capital no tienen ningún futuro de otra manera, los blanquiazules no ceden. Entre sus aspirantes, el más duro —urgido de votos yunquistas— es Ernesto Cordero, pero Josefina Vázquez Mota también disfruta de la respuesta esa de “yo estoy a favor de la vida”.

El candidato del llamado Movimiento Progresista es un enigma. Sabemos que cuando fue jefe del Gobierno del Distrito Federal no quiso que se moviera el asunto. Algunos dicen que era porque sabía que daba poco rédito electoral a escala nacional, otros que lo conocen dicen que es una convicción personal.

En estos días la respuesta favorita de López Obrador es: “Cuando se trata de decidir sobre estos temas tiene que haber consulta, referend0, y en el caso especial preguntarle a las mujeres, ellas son las que deciden”.

Todos sabemos cómo terminaría esa consulta.

Está claro. En ese tema no habrá avance y, por lo tanto, seguirá en el país imponiéndose la postura conservadora y las mujeres que quieran interrumpir su embarazo lo tendrán que hacer en las inseguras condiciones de la clandestinidad.

El Vaticano estará contento.

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