Ya vimos que la espiral negativa en la que se encuentra Europa puede llevar al fin del euro. ¿Las consecuencias? No se sabe. Pero, no es descabellado pensar en un efecto peor de lo que vivimos durante la crisis 2008-09.
En este panorama tan complicado falta otro elemento que complicaría el escenario mundial aún más: China.
La génesis del problema
Como respuesta a la crisis financiera global, el gobierno chino concentró sus fuerzas en la construcción inyectando grandes cantidades de crédito gracias a las ganancias producidas por la exportación. Así el 15% del PIB se gasta principalmente en grandes proyectos públicos financiados por el mismo gobierno a través de bancos gubernamentales. La industria de la construcción representa el 13% del PIB del país. Si se incluye industrias relacionadas como concreto y acero llega al 20%. El 40% de los ingresos de los gobiernos locales proviene de la construcción a través de la venta de tierras. No olvidar que para los chinos la mayor inversión está en la propiedad.
Esta fórmula construcción-crédito-compra ha hecho que los precios de las propiedades se hayan disparado a tal punto que se reportan lugares donde los apartamentos llegan a 8 veces el ingreso anual promedio.
Señales de fatiga
Para enfriar la economía, el gobierno comenzó una serie políticas económicas. Por un lado, el Banco Central incrementó la tasa de interés tres veces y obligo a las bancos incrementar sus reservas seis veces en lo que va de año. Por otro lado, incremento el pago inicial e impuso restricciones en la compra de una casa.
Pero, al parar la música y cerrar la barra viene el descontento y la resaca. Los precios de las casas han caído en 57 de 100 ciudades según la encuesta hecha por SouFun, dueña de la página de bienes raíces más grande de China. Incluso 10 ciudades grandes entre ellas Shanghai y Beijing están teniendo el mismo problema.
La economía china no está creciendo. El reporte oficial de Índice de Gerentes de Manufactura, importante para medir la producción industrial del país, cayó a 49 — cuando el índice cierra por debajo de 50 se considera contracción. Este resultado es la mayor contracción desde enero del 2009. Lo que quiere decir que los gerentes piensas que la situación está deteriorándose.
Los proyectos públicos han disminuido desatando desempleo y descontento social. Hay descontento laboral y más huelgas por la caída en las exportaciones que ha forzado factorías a reducir la nómina. Según reporte del Financial Times, más de 10,000 trabajadores de Shenzhen y Dongguan, dos de los centros más importantes de exportación en el sur de la provincia Guangdong, se han ido a huelga. Protestas también se han registrado en una fábrica de computadoras taiwanesa en Shenzhen.
Caída: ¿suave o dura?
¿Por qué la segunda economía del mundo está dando señales de fatiga?
El factor externo es comercio. Cerca del 26.4% del PIB de China proviene de la exportación. Como el país exporta más de lo que importa, el crecimiento de la economía ha sido en parte gracias a un surplus comercial. Pero, el problema es Europa. Después de Estados Unidos, el viejo continente es el mercado más importante para China. La real caída en la exportación está afectando a Hong Kong y otras ciudades.
Los factores internos que preocupan son el estado financiero de los gobiernos locales, el mercado hipotecario, y la banca. Todos están interrelacionados y esta combinación puede ser letal.
El problema del endeudamiento de los gobiernos locales es preocupante. Como los gobiernos locales no pueden emitir bonos, se han creado más de 6,500 compañías con el fin de financiar los proyectos de infraestructura. El problema es que el endeudamiento pasa los $2 billones de dólares cuando el PIB se acerca a los $6 billones. Recientemente, la comisión de regulación bancaria china advirtió a prestamistas que proyectos apoyados por gobiernos locales estén cortos de fondos poniendo en riesgo los préstamos.
Tienes las localidades endeudadas, tienes el problema de la caída de precios de las propiedades y la caída en construcción lo que nos lleva a concentrar el problema en la banca (= gobierno).
Los cinco bancos más grandes del país, que concentran 66% de los activos comerciales de toda la banca y cerca de 25% del PIB, tienen dos de cada cinco préstamos otorgados en propiedades inmuebles. Como en china los préstamos se otorgan sin colateral, la caída en los precios de las propiedades está afectando la calidad de los activos en los bancos. Además, el crecimiento de los bancos esta sostenido sobre el crédito que otorga a la construcción. Ante una caída en la construcción, menos crédito, menos trabajo, menos pago de los préstamos lo que incrementa la morosidad.
El fondo monetario internacional dice que aunque la banca es lo suficientemente robusta para soportar choques externos aislados, no lo suficiente para soportar riesgo crediticio, morosidad en los préstamos hipotecarios y riesgo cambiario.
Cierto que el gobierno chino se movió rápidamente implementando un examen de tolerancia a los bancos para ver cuán preparados están ante una caída en los precios de las propiedades. El estudio indica que la morosidad en los bancos seria pequeña incluso si los precios cayeran en un 50%. Pero, críticos de la prueba indican que esta no toma en cuenta la caída en las ventas y la construcción. No solo impactaría la industria, también afectaría la producción industrial, las inversiones y los trabajos. ¿Están los bancos preparados para esto? La prueba no responde esta pregunta.
El gobierno lo sabe y está en una encrucijada. En una movida que ha sorprendido a muchos, el Banco Central de China decidió el pasado 30 de noviembre cortar el dinero que los bancos deben mantener en reserva en 0.5% lo que es una clara señal que el gobierno reconoce que la economía está enfrentando problemas. Pero, esta movida puede incentivar la especulación y más exceso de crédito agravando la precaria situación.
Ni China ni Europa la tienen fácil. Lo que implica que nosotros tampoco.
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