La crítica de la iglesia al calendario republicano, y con lo que volteó al pueblo contra este calendario, fue propagando la idea de que el pueblo francés tenía hambre de pan y no de calendario.
Los años bisiestos, se caracterizan entre otras cosas por ser año de los Juegos Olímpicos; como el 2012, que tendrán verificativo en Londres, Inglaterra; y en su tiempo se desarrollaron en México, en 1968.
El año 2012 será bisiesto porque le tocó ser el cuarto año al que se le agregaron las alrededor de 6 horas que en cada uno de ellos se acumula, sumando 24 y haciendo por consecuencia un día más, que es el que se agrega a febrero para qué este mes sea de 29 días en lugar de 28.
Se le llama bisiesto porque es un año de 366 días, en vez de los 365; es decir, son dos seises, o sea, bi.
El año bisiesto fue el ajuste que se hizo al calendario del Papa Gregorio XIII, en 1582; y que es el que rige actualmente en el mundo occidental, en el que nos encontramos.
Empero el calendario gregoriano sufrió una embestida el 24 de octubre de 1793, en Francia, por los jacobinos, quienes en la Convención Nacional, substituyeron el calendario gregoriano por el Calendario Republicano Francés.
Pretendieron con este nuevo calendario los de la diosa razón, los jacobinos, los enciclopedistas franceses, substituir la religión por la naturaleza.
Y así tenemos que en lugar de santos los días del calendario tenían nombres de plantas, animales o minerales; y los nombres de los meses por los de las estaciones del año; con el propósito de que el hombre fuera más racional, más naturalista, más humano, que religioso; para tratar de hacer de la tierra un paraíso en el que reinara el postulado de la Revolución Francesa: Liberté, Igualité y Fraternité; o sea, libertad, igualdad y fraternidad, para todos los hombres y ciudadanos.
En ese calendario el inicio del año era en el equinoccio otoñal, con el mes de Vendémiaire (septiembre); Brumaire (octubre); Frímaire (noviembre); seguía el invierno con Nivóse (diciembre); Pluvióse (enero); Ventóse (febrero); continuaba primavera con Germinal (marzo); Floréal (abril); Prairial (mayo); a continuación verano Messidor (junio); Thermidor (julio); Fructidor (agosto).
Los nombres Vendémiaire, se referían a la vendimia; Brumaire, a la bruma; Frímaire, a la escarcha; Nivóse, a nevado; Pluvióse, a lluvioso; Ventóse, a ventoso; Germinal, a semilla; Floréal, a flor; Prairial, a pradera; Messidor, a cosecha; Thermidor, a calor; y Fructidor, a fruta.
No obstante la pretensión científica, este calendario republicano duró en Francia sólo 13 años, pues fue abolido por Napoleón Bonaparte en 1806, para satisfacer a la iglesia católica, que veía en este calendario un peligro ideológico para ella; pues ese calendario podía contribuir en parte a que las nuevas generaciones tuvieran una nueva concepción de todo, con desplazamiento de la influencia del clero católico, que todo lo manipulaba y lo sigue manipulando.
La crítica de la iglesia al calendario republicano, y con lo que volteó al pueblo contra este calendario, fue propagando la idea de que el pueblo francés tenía hambre de pan y no de calendario.
En la actualidad se está proponiendo reformar el calendario gregoriano, como parte de la globalización; esperando de que si llegara a hacerse, sea para bien.
El año 2012 será bisiesto porque le tocó ser el cuarto año al que se le agregaron las alrededor de 6 horas que en cada uno de ellos se acumula, sumando 24 y haciendo por consecuencia un día más, que es el que se agrega a febrero para qué este mes sea de 29 días en lugar de 28.
Se le llama bisiesto porque es un año de 366 días, en vez de los 365; es decir, son dos seises, o sea, bi.
El año bisiesto fue el ajuste que se hizo al calendario del Papa Gregorio XIII, en 1582; y que es el que rige actualmente en el mundo occidental, en el que nos encontramos.
Empero el calendario gregoriano sufrió una embestida el 24 de octubre de 1793, en Francia, por los jacobinos, quienes en la Convención Nacional, substituyeron el calendario gregoriano por el Calendario Republicano Francés.
Pretendieron con este nuevo calendario los de la diosa razón, los jacobinos, los enciclopedistas franceses, substituir la religión por la naturaleza.
Y así tenemos que en lugar de santos los días del calendario tenían nombres de plantas, animales o minerales; y los nombres de los meses por los de las estaciones del año; con el propósito de que el hombre fuera más racional, más naturalista, más humano, que religioso; para tratar de hacer de la tierra un paraíso en el que reinara el postulado de la Revolución Francesa: Liberté, Igualité y Fraternité; o sea, libertad, igualdad y fraternidad, para todos los hombres y ciudadanos.
En ese calendario el inicio del año era en el equinoccio otoñal, con el mes de Vendémiaire (septiembre); Brumaire (octubre); Frímaire (noviembre); seguía el invierno con Nivóse (diciembre); Pluvióse (enero); Ventóse (febrero); continuaba primavera con Germinal (marzo); Floréal (abril); Prairial (mayo); a continuación verano Messidor (junio); Thermidor (julio); Fructidor (agosto).
Los nombres Vendémiaire, se referían a la vendimia; Brumaire, a la bruma; Frímaire, a la escarcha; Nivóse, a nevado; Pluvióse, a lluvioso; Ventóse, a ventoso; Germinal, a semilla; Floréal, a flor; Prairial, a pradera; Messidor, a cosecha; Thermidor, a calor; y Fructidor, a fruta.
No obstante la pretensión científica, este calendario republicano duró en Francia sólo 13 años, pues fue abolido por Napoleón Bonaparte en 1806, para satisfacer a la iglesia católica, que veía en este calendario un peligro ideológico para ella; pues ese calendario podía contribuir en parte a que las nuevas generaciones tuvieran una nueva concepción de todo, con desplazamiento de la influencia del clero católico, que todo lo manipulaba y lo sigue manipulando.
La crítica de la iglesia al calendario republicano, y con lo que volteó al pueblo contra este calendario, fue propagando la idea de que el pueblo francés tenía hambre de pan y no de calendario.
En la actualidad se está proponiendo reformar el calendario gregoriano, como parte de la globalización; esperando de que si llegara a hacerse, sea para bien.
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