miércoles, 1 de febrero de 2012

Ciro - La desgracia de ser un exgobernador priísta



  • El escabroso asunto de la investigación contra, presuntamente, Manuel Cavazos, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández, le pone una lápida a la creencia de la poderosa liga de gobernadores priístas, virreyes omnipotentes.

    El mito nació a mediados de la década pasada y proponía que el vacío de poder que dejaba la Presidencia de la República era ocupado en gran medida por los gobernadores, especialmente los del PRI. Pero a juzgar por la suerte que han corrido esos “virreyes”, el mito tiene mucho más de mentira que de verdad.

    De 23 exgobernadores del PRI de esa generación, sólo dos han tenido una continuidad exitosa en su trayectoria política: el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong y, desde luego, el mexiquense Enrique Peña Nieto. Dos de 23.

    Otros ocho han sobrevivido, flotan o se mantienen a la espera de mejores tiempos: el coahuilense Enrique Martínez y Martínez, el tamaulipeco Yarrington, el nuevoleonés Natividad González, el campechano Jorge Carlos Hurtado, los quintanarroenses Joaquín Hendricks y Félix González Canto, el nayarita Ney González y el sinaloense Jesús Aguilar Padilla.

    Dos más están en lontananza: el chihuahuense Patricio Martínez y el tabasqueño Manuel Andrade.

    Dos murieron: los colimenses Gustavo Vázquez (accidente, 2005) y Silverio Cavazos (asesinado, 2010).

    El grueso de la lista lo forman nueve ex mandatarios en dificultades, con graves problemas de imagen o en desgracia: el duranguense Ismael Hernández, el chihuahuense José Reyes Baeza, el veracruzano Fidel Herrera, el sonorense Eduardo Bours, el tamaulipeco Eugenio Hernández, el oaxaqueño Ulises Ruiz, el coahuilense Humberto Moreira, el poblano Mario Marín y el mexiquense Arturo Montiel.

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