lunes, 27 de febrero de 2012

NADIE ESTÁ PIDIENDO UN CALDERÓN CASTRADO.

por Ciro Gómez Leyva.


El presidente Calderón tuvo la oportunidad de corregir rápidamente sus excesos en el foro de consejeros de Banamex y, al menos de palabra, lo hizo.
El jueves, protagonizó el escándalo de la encuesta que ponía a Josefina Vázquez Mota en un virtual empate técnico con Enrique Peña Nieto. El viernes, se sirvió del discurso del Día de la Bandera para afirmar que entendía la “sensibilidad política de los participantes” y que, en adelante, haría lo necesario para “despejar cualquier suspicacia y evitar expresiones o acciones que puedan generar recelo o desconfianza entre los ciudadanos y los actores políticos”
Se comprometió, asimismo, a “actuar como demócrata”. Sin embargo, dejó abierta una especie de salida de emergencia al advertir que, aunque lo hará con especial cuidado y responsabilidad, no claudicará de sus “propias ideas y convicciones”.
Ojalá no reprima sus ideas y convicciones. Creo que nadie está pidiendo un Presidente castrado, sino uno que evite reproducir los abusos de Vicente Fox en la elección de 2006. Uno que se parezca menos a Fox y más a Ernesto Zedillo.
Y eso obliga a no expresar de aquí a julio frases sobre el riesgo de que regresen los “malos gobiernos del pasado”. A demandar un rigor de 100 en las eventuales averiguaciones judiciales a funcionarios y ex funcionarios del PRI y el PRD. A no voltear a ver a Josefina. A dejar de repartir dinero a manos llenas a los pobres en actos oficiales.
A conducirse, en fin, con el pudor de un jefe de Estado en una competencia que no es la suya. Con la grandeza de quien vivió el reciente capítulo de divisiones y odios y puede hacer mucho para que no se reedite.
No es mucho pedir.

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