Podrán darse las explicaciones que se quieran, pero Josefina Vázquez Mota arrancará el viernes la campaña 15 puntos atrás de Enrique Peña Nieto.
El 30 de marzo, pero de hace seis años, Felipe Calderón rebasaba por un punto a Andrés Manuel López Obrador en la encuesta GEA/ISA. Como ahora, faltaban 90 días para los comicios. Así es que no caben ya las comparaciones optimistas. Lo propuse ayer con López Obrador, lo repito con Josefina: si se aplica la lógica, su victoria es improbable.
No tiene sentido seguir preguntando qué hicieron mal ella y su equipo para frenar el impulso que les dio el triunfo en la interna del PAN. Josefina luce desde entonces, 5 de febrero, sin centro de gravedad, suena vaga, no sorprende, no emociona. El tiempo está corriendo. Si no hace algo extraordinario, el destino lógico será la derrota: la primera desde Diego Fernández de Cevallos, en 1994.
Su situación parece más complicada que la de López Obrador. Le guste o no, es la candidata del partido en el poder. Por lo visto en las encuestas, la gente no tiene ganas de darle una tercera oportunidad al PAN. Pero si se aleja, o comienza a criticar la gestión del presidente Calderón, qué podría proponer que no proponga Peña Nieto. ¿Eficacia? ¿Firmeza? ¿Experiencia? ¿Ajustar la lucha contra el crimen? ¿Mejores llaves para abrir las puertas del empleo?
Le quedan las promesas de disciplina y honestidad en la actividad pública, que no parecen ser las grandes preocupaciones del electorado 2012. Le queda un 30 por ciento de indecisos. Para dar la pelea, tendría que seducir a dos de cada tres de ellos. Y para eso requeriría de una campaña fantástica y un talento deslumbrante.
Veremos. Le quedan 90 días para hacer un milagro.
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