sábado, 10 de marzo de 2012

NO SE VALEN LOS MONTAJES.

Rosario Robles.

Vaya tema el que puso en la mesa el ministro Zaldívar. La ponencia que presentó para ser discutida por sus colegas con relación al caso de Florence Cassez ha suscitado un debate que es muy positivo para el país. El ministro no está discutiendo la inocencia o la culpabilidad de la francesa, sino la necesidad de que las autoridades judiciales estén obligadas a respetar las garantías que establece la Constitución, los derechos de las víctimas, pero también de los presuntos responsables que bajo ningún motivo pueden ser vulnerados si lo que se quiere de verdad es la procuración de justicia. Tres son los aspectos fundamentales que acreditan un debido proceso y que, a juicio del ministro ponente, no fueron acatados en este caso: no se puso a disposición del Ministerio Público de manera inmediata, se cuestionó el principio de la presunción de inocencia al exhibirla como culpable ante los medios de comunicación (se le expuso públicamente como si fuera culpable antes de ser juzgada) y, además, no se le permitió tener acceso a una defensa legal adecuada, privándola de la asistencia consular desde el primer momento. Este aspecto en sí mismo es muy importante, pues no se puede ser candil de la calle y oscuridad en la casa. México ha solicitado que no se aplique la pena de muerte a connacionales alegando precisamente que no pudieron ejercer este derecho. México ha sido promotor de este postulado internacional, el mismo que no dudó en violentar en el caso de Florence. Desde luego que importan y mucho los derechos de las víctimas (algunas de las cuales, por cierto, se contradijeron en sus testimonios, pero eso es cuestión aparte), pero no se puede permitir que con el afán de montar espectáculos televisivos para acreditar que las policías están actuando a favor de nuestra seguridad, se vulneren derechos que son elementales. ¿Cuántas personas de las que están ahora en prisión no han sido víctimas de estos procedimientos? ¿Cómo permitir que esto suceda si mañana puede pasarle a cualquier ciudadano que es aprehendido y al día siguiente llevado a otro lugar para situarlo en el lugar en el que se cometieron los presuntos ilícitos y así acreditar su culpabilidad?

 La ministra Olga Sánchez Cordero es muy clara: lo que ellos discutirán no será la inocencia o la culpabilidad de Cassez. Lo que estará en debate en esa sesión será si la actuación de la autoridad competente se dio de acuerdo con lo que marcan las normas, porque nadie, mucho menos el que procura justicia, puede estar por encima de la ley. El mensaje es pertinente, pues se tiene que predicar con el ejemplo. Este es un país de instituciones y de leyes que no puede seguir por el camino de la filtración, de la fabricación de pruebas y de culpables, de la acusación a modo con objetivos políticos de diversa índole. Lo que pone a consideración el ministro Zaldívar es que la justicia nada tiene que ver con shows televisivos que, en este caso y gracias a la periodista Denise Maerker y a la persistente labor del abogado Agustín Acosta, se supo había sido un montaje llevado a cabo después de su detención en un lugar diferente al mostrado públicamente. Por supuesto que inmediatamente salieron a la palestra uno que otro desgarrándose las vestiduras. El diputado panista Pérez Cuevas llamó al ministro a la prudencia y a no estar pasando tras bambalinas esta delicada información. Lo hizo un conspicuo miembro del partido que, desde el gobierno, se ha dedicado a filtrar, a enlodar a sus oponentes, que ha utilizado los aparatos de administración de justicia para golpear a sus adversarios sin pensar en consecuencias y en que ello demerita a las instituciones del Estado. Desde luego que en las encuestas la mayoría considera que la francesa es culpable (cómo saberlo en un proceso tan amañado). No podía ser de otra manera después del linchamiento mediático y de que el propio presidente de la República quiso utilizar este caso para sus fines. Pero la justicia no está hecha para que las encuestas la favorezcan. Hoy estamos a tiempo para enderezar el árbol torcido. No sea que el día de mañana digamos, parafraseando a Bertolt Brecht, “vinieron con montajes por la francesa y yo no hice nada. Después vinieron por mí. Pero como sólo quedaba yo, ya no pude hacer nada”.

rrobles@mileniodiario.com.mx

Leído en: http://impreso.milenio.com/node/9126821


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.