sábado, 24 de marzo de 2012

Puig - El montaje como modus operandi




En el país llevamos décadas tratando de tener policías que funcionen. Este sexenio hemos ido de la posibilidad de la policía única, al mando único, a la certificación policial. Por ello se presentó una iniciativa para crear la figura del Auditor Especial de las Policías Federales, para controlar, supervisar y mejorar la institución 
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Superado un episodio más del caso de Florence Cassez y a la espera de un nuevo proyecto, deliberación, amparo y, seguramente, una nueva sentencia, habría que hacer el recuento de los daños.
Y de los dañados.
Me parece realmente vergonzoso que la procuraduría o alguien en el gobierno federal hubiese celebrado lo que sucedió en la Suprema Corte el miércoles. Si el caso hoy está en la Corte, si hay alguna duda sobre si Cassez pasará los próximos 50 años en prisión, si hay alguna duda sobre la culpabilidad de la francesa, es gracias a los mismos policías que hoy están encumbrados en el eje de la política de seguridad del gobierno federal.
Pero seamos justos. La manera en que actuaron los federales aquel diciembre de hace años no es muy diferente a como actúan el resto de los policías del país de cualquier nivel de gobierno. Hace poco vimos un video de un policía del Distrito Federal metiendo la cabeza de un sospechoso a una cubeta de agua, es asunto común que sean policías quienes integren bandas de asaltantes o secuestradores.
Es el modus operandi.
Nada extraordinario en lo que hicieron en la carretera libre México-Cuernavaca Luis Cárdenas Palomino y sus muchachos.
Es el modus operandi.
En el Senado de la República se ha presentado una iniciativa —con apoyo de todos los partidos— para crear la figura del Auditor Especial de las Policías Federales. Parte de la Auditoría Superior de la Federación sería el primer órgano especializado de control, supervisión y propuesta de mejoras para la policía. El examen de la iniciativa es parte de los compromisos adoptados en los diálogos del Castillo de Chapultepec entre legisladores y el Movimiento por la Paz.
La iniciativa es el producto de muchos años de estudio e insistencia del Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C. (Insyde). Su director ejecutivo, Ernesto López Portillo, ha explicado que la ONU publicó el año pasado un manual para este tipo de órganos superiores de las policías que incluye, según ha escrito Ernesto:
“Tener la capacidad de recibir quejas directamente del público y de los servidores públicos, crear sistemas de información con todas las quejas presentadas contra la policía (donde sea que las mismas hayan sido presentadas), tener la capacidad de iniciar una investigación por sí misma, con los suficientes poderes para construir el caso; poderes suficientes para obtener la información requerida, incluyendo el acceso pleno a los archivos policiales; poderes para ordenar la presencia de testigos, incluyendo la policía misma; atribuciones también para recomendar acciones disciplinarias y penales; facultades para recomendar cambios estructurales y de esa manera prevenir a la policía de la recurrencia de malas conductas; poderes para hacer seguimiento de sus propias recomendaciones mediante, por ejemplo, la publicación de las mismas y de la respuesta que la policía concedió; las razones de la misma para, en su caso, no cumplirlas y el conocimiento público de las fallas de la policía en el seguimiento de las recomendaciones a las que fue sujeta.”
En varias ciudades y países del mundo se ha instalado esta figura u otras modalidades de la figura y han tenido efectos medibles y positivos sobre la rendición de cuentas de los grupos policiacos.
En el país llevamos décadas tratando de tener policías que funcionen. Este sexenio hemos ido de la posibilidad de la policía única, al mando único, a la certificación policial, a la irresponsabilidad absoluta de la mayoría de gobernadores y alcaldes, al Presidente de la República teniendo casi que rogarles que pasen a sus mandos policiacos por controles de confianza.
El auditor de la policía no sustituye a los departamentos de Asuntos Internos en cada una de sus instituciones. Vuelvo a citar de un texto del Insyde:
El Auditor Independiente de la Policía realiza las siguientes funciones:
1. Audita el proceso de investigación realizado por la agencia policial.
2. Analiza determinados casos de quejas ciudadanas.
Todo lo anterior en referencia al abuso de la fuerza, las malas conductas, las muertes en custodia y prácticas racistas por parte de la policía. Además, también se pueden auditar procesos o reclamos ciudadanos donde se hayan presentado situaciones de colisiones durante persecuciones, represalias de personal de la agencia de seguridad pública, entre otras.
En general, no le ha ido mal al país cuando construye este tipo de instituciones autónomas que intentan solucionar crisis. Podemos hacerles críticas, pero IFE, IFAI y ASF han servido de algo. De hecho, en la propuesta frente a los senadores pone al auditor de la policía en la Auditoría Superior de la Federación.
Suele suceder que creada esa figura en la Federación, la presión en los estados hace que se creen a ese nivel.
Si el caso de Florence Cassez sirve para avanzar en una herramienta que colabore a tener mejores policías, ya habrá sido más que el vergonzoso espectáculo que hemos visto.

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