El
Partido Acción Nacional da cátedra sobre campañas de "contraste" y
guerra sucia. Le funcionaron en las dos últimas elecciones
presidenciales. ¿Renovará sus laureles este año?
Es tradición mexicana difamar o denigrar al opositor. En 1940 grupos
cercanos al partido oficial tacharon al general opositor Juan Andreu
Almazán de ser un "peligro para la patria"; en 1954 los henriquistas
acusaron a Adolfo Ruiz Cortines de traicionar a México sirviendo al
yankee que invadió Veracruz en 1914; en 1988 bañaron de injurias y lodo a
Cuauhtémoc Cárdenas.
En el año 2000 subieron de intensidad los ataques. En un sólido libro,
Alejandro Moreno asegura que los "comerciales y mensajes negativos"
nunca habían tenido tal magnitud. Y quien los utilizó con mayor enjundia
fue Vicente Fox, que se excedió en la ridiculización de sus dos
principales opositores: entre otros calificativos describió a Cárdenas
como "sacón", "timorato" y "collón" y a Francisco Labastida como
"hombrecillo", "mariquita" y "mandilón".
En 2006 subieron los decibeles. El 12 de marzo Felipe Calderón
desencadena una ofensiva sin precedentes contra Andrés Manuel López
Obrador. Ese día las televisoras difundieron en horario estelar el spot
"Ladrillos"; Antonio Solá ha reconocido que ese anuncio era la matriz de
la cual nacía la tesis de que Andrés Manuel era un peligro para México.
Ese mensaje sería reforzado y machacado con spots, declaraciones,
mensajes en internet, etcétera. Como "Ladrillos" se basaba en falsedades
fue declarado ilegal por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación. Lograron que el miedo cundiera y, en parte por ello, AMLO
perdió.
Este año el PAN quiere refrendar su calidad de "sensei" (dícese en Japón
de las personas doctas en alguna disciplina) del contraste. El 14 de
abril empezaron oficialmente la ofensiva difundiendo un anuncio con la
tesis de esta campaña: Enrique Peña Nieto es un mentiroso, una
afirmación que ya habían fundamentado en seis boletines difundidos por
el PAN entre el 15 de marzo y el 11 de abril y en una entrevista de
Roberto Gil con Denise Maerker.
La respuesta inicial del PRI fue ligera, como que no se tomaron en serio
el ataque. Difundieron un comunicado, varios dirigentes dieron una
conferencia de prensa y transmitieron un spot con el mismo mensaje:
Josefina es una falsaria porque asegura haber gestionado la instalación
de 3 millones de pisos firmes cuando cifras oficiales la desmienten. Al
igual que López Obrador en 2006, Peña Nieto ha respondido con desdén: él
no se va a "distraer en responder las provocaciones de otros partidos",
él no va a "dividir a México" como lo hicieran los otros en 2006.
A diferencia de AMLO en 2006, el equipo de Peña Nieto respondió muy
rápido y el 16 de abril retó a la dirigencia panista a sentarse frente a
una "mesa de la verdad" en donde cara a cara aclararían si Peña Nieto
cumple sus promesas. Cuando enviaba este texto a la mesa de redacción,
el PAN y el PRI seguían peleándose por el lugar como si buscaran excusas
para evitar el trago de decirse sus verdades públicamente. Al final se
dio un breve encuentro pero no se despejó el enigma de si Enrique Peña
Nieto es o no un mentiroso. Según indicadores bastante serios que cité
en la columna "Verbos y cifras", su gestión como gobernador del Estado
de México fue bastante mediocre.
Imposible anticipar el día de hoy el impacto del posible encontronazo
entre el PAN y PRI debajo de algún puente mexiquense o si seguirán
lanzándose fintas mientras nos aburren con sus insulsos monólogos;
difícil saber si López Obrador está acertando en su decisión de ubicarse
como el candidato de la mesura y la sensatez o si terminará poniéndose
los guantes como el fajador que es. De todo ello dependerá que el PAN
ratifique sus laureles de campeón de las campañas de contraste y del
juego sucio. Tercera llamada, comenzamos.
LA MISCELÁNEA
Las leyes federales prohíben colgar propaganda en el equipamiento urbano
(postes, semáforos, puentes, etcétera). Como hubo protestas ciudadanas,
los candidatos al Senado por la capital Alejandra Barrales y Mario
Delgado respondieron descolgando su propaganda y comprometiéndose a una
campaña limpia. Reconforta su civilidad.
El Partido del Trabajo (PT), por el contrario, se empeña en ensuciar
partes de la ciudad con sus pendones. Una petición para Andrés Manuel:
¿podrías convencer a Beto Anaya, líder histórico del PT, de que cumpla
con la ley y durante esta campaña nos dé un anticipo de ese "cambio
verdadero" que según ellos "está por venir"?
Citas: Alejandro Moreno, La decisión electoral. Votantes, partidos y
democracia en México, 2009; la entrevista con Solá está en Fernando Rudy
Hiller, "En busca del voto del miedo: la construcción mediática de
López Obrador como peligro para México en la campaña 2006", tesis de
Maestría, El Colegio de México, 2009. El resto de citas proviene de
fuentes diversas.
Comentarios: www.sergioaguayo.org; Twitter: @sergioaguayo; Facebook: SergioAguayoQuezada
Colaboraron Rodrigo Peña González y Maura Roldán Álvarez.
Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/654/1306097/
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