Creo que la gran ganadora de la zacapela de ayer en Tlanepantla fue la elección presidencial.
Hacía falta un poco de picaresca, un poco de show tenso pero blanco. Priistas y panistas la aportaron al pie de un puente que, bien a bien, ya nadie sabe si es un distribuidor vial ni a qué compromiso cumplido o incumplido corresponde.
No importa que la “mesa de la verdad” se interrumpiera casi al comenzar, ni los gritos y sombrerazos. Lo esencial es que el PAN ya logró fijar en el debate el tema de las promesas notariadas de Enrique Peña Nieto. Y que el PRI, en vez de tirarse al cinismo, ponga a su plana mayor a documentar que su candidato presidencial sí cumplió y cumple. Eso es una campaña.
Sobre López Obrador
Con razón, simpatizantes del candidato de las izquierdas reclamaron que en mi texto de ayer sentenciara, con base en las encuestas, el final de Andrés Manuel López Obrador.
Debí ser más preciso y escribir que era el final electoral. Coincido con ellos en que su inexorable derrota en julio no tiene por qué marcar el término de su actividad política, de su lucha social. Se trata de una de las grandes figuras públicas de la historia contemporánea de México. Tiene personalidad y peso propios. Y apenas ronda los 60 años de edad. Tareas por hacer no le faltarán. Su voz seguirá sonando y será escuchada.
No creo, en cambio, que las circunstancias le reserven una tercera oportunidad para buscar la Presidencia de la República. Y como no lo veo candidato a una diputación en 2015, concluyo que lo que está llegando a su fin es la carrera electoral de López Obrador: el hombre que en 2006, dirían los poetas, tuvo la victoria en sus manos, la sintió amarga y la injurió.
Leído en http://www.vanguardia.com.mx/lazacapeladeayeryelfinaldelopezobrador-1267287-columna.html
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