Sigue circulando en la red y las redes sociales una versión falsificada del texto que escribí aquí ¡el 26 de agosto de 2008! La he desmentido decenas de veces, pero cada que lo hago parece que se reproduce con más potencia.
El original, “La desvergüenza de Beatriz”, era un repaso sobre los principales episodios de inseguridad en México entre los ochentas y el 2000. Lo escribí porque por esos días, Beatriz Paredes, entonces presidenta del PRI, quiso servirse de la circunstancia (el secuestro y asesinato de Fernando Martí) para hacer creer que los males de la inseguridad nacieron con Vicente Fox y se multiplicaron con Felipe Calderón.
El texto comenzó a circular en la red y las redes, pero con añadidos contra el PRI y los priistas que no son míos. Añadidos tramposos y jodidos que han ido variando con los años. La desvergüenza de Beatriz se transformó así en la de Humberto Moreira y ahora en la de Enrique Peña Nieto.
¿Cómo puede uno defenderse contra una ofensiva de esa naturaleza? No hay mucho que hacer, uno no puede pasarse la vida aclarando las falsedades que le cuelgan. Me rindo.
Leí el otro día una entrevista a Mario Vargas Llosa en la que comentaba un episodio parecido. Alguien puso a circular un supuesto artículo suyo. El Nobel quiso reparar el daño, pues el texto le parecía de “una cursilería que daba vergüenza ajena”, pero dobló las manos pronto, porque “dejas de escribir, dejas de leer, para tratar de rectificar todas las invenciones que te atribuyen con las nuevas tecnologías”.
Conclusión, hay que darse graciosamente por vencido. La columna original, “La desvergüenza de Beatriz”, está en milenio.com.
Las demás son mamadas. Para usar la jerga de las redes
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