sábado, 14 de abril de 2012

EL YOGUI TÁNTRICO.



Era un yogui abstinente que había aprendido a canalizar todas sus energías sexuales hacia el desarrollo espiritual. Vivía en una casita a las afueras del pueblo y era frecuentemente requerido por devotos que le reclamaban instrucción mística.

Cierto día, un grupo de buscadores lo visitaron y le expusieron la siguiente cuestión:

- Maestro, nos preguntamos cómo puedes asumir tan fácilmente tu soledad, cómo no echas de menos a una mujer que te acompañe y te sirva de apoyo y consuelo.

- Nunca estoy solo, os lo aseguro -repuso el yogui-.

Yo soy hombre y mujer. He logrado unificar en mí ambas polaridades y jamás podré ya sentirme solo. Me siento pleno y siempre acompañado. Cuando, por ejemplo, barro mi casa o tiendo mi lienzo, soy mujer; pero cuando cargo grandes pesos o corto leña, soy hombre. Según la tarea que lleve a cabo, me siento hombre o mujer, pero en verdad no soy ni lo uno ni lo otro, porque soy ambos a la vez.

*El Maestro dice: Para el ser realizado, sólo hay una energía, y es la de la Mente Universal.

Tomado de “Cuentos Clásicos de la India” recopilados por Ramiro Calle.

Leído en: http://es.scribd.com/doc/64467643/101-cuentos-clasicos-de-la-India

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