lunes, 14 de mayo de 2012

El México que tenemos: a la sombra del país que quisimos ser.

Recomendacion de Arpegio.
Por Miguel Carbonell.

En México la calidad del debate público es más bien escasa. Mucha de la información que consumimos tiene que ver con dimes y diretes entre la clase política. Gran parte de los espacios comunicativos se llenan con entrevistas de banqueta, la reproducción de comunicados oficiales y los “trascendidos” e interpretaciones de todo lo anterior por parte de reporteros y analistas.
Nos hace falta nutrir a la opinión pública con datos duros, que nos ofrezcan un panorama real de las fortalezas y debilidades del país.

Lo anterior es particularmente importante en el contexto de una campaña electoral en la que abundan las ocurrencias y las propuestas sin fundamento, muchas de ellas realizadas a partir de diagnósticos claramente insuficientes o de plano equivocados. No es improbable que, al momento de ir a votar, lo hagamos sin tener la certeza de qué será lo que nos espera en caso de que nuestro candidato o candidata favorito llegue a ganar.

Es por eso que los ciudadanos deben reparar en todo aquello que no les dicen los candidatos, para efecto de hacerse una idea de los problemas reales de México y de la urgencia de tomar medidas efectivas para superarlos. Si no lo hacemos así, es probable que estaremos condenados a seguir perdiendo el tiempo.

A continuación enumero algunas cifras y algunos temas que son indispensables para tener un mapa del México que tenemos frente a nosotros, como condición indispensable para avanzar hacia el México que queremos construir para el futuro.
Un elemento clave sobre el que tenemos que reflexionar es el del crecimiento económico. Entre el 2001 y el 2010 los países de América Latina crecieron a un ritmo del 3.9% anual. México estuvo muy por debajo de ese nivel, creciendo a un ritmo de 1.7% anual (Datos del INEGI y del Banco Mundial). ¿Cómo le harán los candidatos para dinamizar la economía y hacer que México crezca, prospere y genere los empleos bien pagados que necesita?

Precisamente el tema del empleo debe ser otro aspecto clave para analizar el presente y el futuro de México. Hay que reconocer que tenemos un severo problema en esa materia. En el 2001 la población desempleada era el 2.6%; en el 2011 es el 5.2% Las personas desempleadas se duplicaron en los últimos 10 años. Peor fue la tasa de desempleo entre jóvenes, la cual se triplicó. En el 2001 el desempleo juvenil era del 3.31%, mientras que en el 2011 esa cifra se ubicó en el 9.67% (todos los datos de este párrafo provienen de INEGI).

Los salarios no han crecido al ritmo que sería deseable. En el año 2000 por cada dólar que ganaba un trabajador mexicano, un brasileño ingresaba 74 centavos de dólar. En el 2012 por cada dólar que gana un brasileño, un trabajador mexicano ingresa apenas 39 centavos. En Brasil el salario mínimo es de 347 dólares mensuales, mientras que en México apenas llega a los 140 dólares (Datos del Banco Central de Brasil y del Banco de México).

Un tema insoslayable para los candidatos a puestos de representación nacional tanto a nivel federal como local es el de la seguridad pública. Este es quizá el que más preocupa a millones de mexicanos. Los datos no son alentadores. En el 2001 la tasa de homicidios a nivel nacional era de 10.4 por cada 100 mil habitantes. En el 2010 fue de 22.9 por cada 100 mil. Retrocedimos más de 30 años en esa materia.
Entre el 2005 y el 2010 la tasa nacional de homicidios cuyas víctimas fueron mujeres creció en más del 70%. En 2005 hubo 2.4 homicidios de mujeres por cada 100 mil habitantes. Cinco años después la tasa era ya de 4.2 por cada 100 mil.

En el 2001 fueron denunciados 42 secuestros al mes en todo el país. Para el 2011 esa cifra había crecido hasta los 110 casos por mes. Las extorsiones crecieron un 244% entre 2001 y 2011.
Los ataques a periodistas sumaron tantos que México ya se ubica como el tercer país del mundo más peligroso para los profesionales de la información, solamente por detrás de Irak y Filipinas. Es más peligroso ser periodista en México que en Somalia, Pakistán, Sri Lanka o Afganistán. En el 2000 se denunciaron 95 agresiones a periodistas; en el 2009 fueron 243 (Datos de Reporteros Sin Fronteras).
Otro tema indispensable para el futuro es el de la educación, ya que representa la clave del cambio profundo que México necesita. En esa materia, como pusieron en evidencia la película “De Panzazo” y los detallados informes de la organización Mexicanos Primero, seguimos reprobados. Uno de cada tres jóvenes no puede asistir a la preparatoria y dos de cada tres no podrán estudiar una carrera universitaria.

Seguimos siendo el último lugar entre los países de la OCDE en Lectura, Matemáticas y Ciencias. Invertimos apenas el 0.36% del PIB en Innovación, Ciencia y Tecnología, pese a que por ley está ordenado que se invierta al menos el 1% del PIB.
No es que si diéramos cumplimiento puntual a lo que ordena la citada ley ya hubiéramos avanzado mucho. Basta considerar que Corea del Sur invierte en esta materia el 3.2% de su PIB.
Las cosas no están mejor en materia de impartición de justicia. El INEGI nos informó hace poco que durante el 2010 en el 92% de los delitos no fue iniciada una averiguación previa que pudiera conducir hacia el castigo de los responsables. En el 36% de los hogares mexicanos hubo al menos una víctima de la delincuencia en ese año, en el que se cometieron 22,714,967 delitos. La inseguridad, nos sigue diciendo el INEGI, le cuesta al país al menos 210 mil millones de pesos anuales (equivalentes al 1.53% del PIB).

Frente a esta incidencia delictiva tan alta, el avance de la reforma penal para poder tener un procedimiento de corte acusatorio y oral, más moderno y transparente, avanza con gran lentitud[1]. A nivel federal el Presidente Calderón tardó “solamente” tres años en ser capaz de enviar una iniciativa de nuevo Código Federal de Procedimientos Penales. Ni pensar en los más de 15 ordenamientos adicionales que deben ser reformados en profundidad o creados desde cero[2]. Habrá que seguir esperando. Tampoco en las entidades federativas la velocidad es muy superior. El nuevo sistema de justicia penal solamente funciona por completo (en todo el territorio y respecto de todos los delitos) en dos entidades federativas: Chihuahua y Estado de México. En las demás el rezago es evidente y preocupante.

Nadie puede olvidar en México el tema (doloroso) de la pobreza. Entre 2001 y 2011 el presupuesto para combatir la pobreza tuvo un aumento en términos reales del 160%, pero el número de pobres pasó de 50 a 57.7 millones de personas. Más dinero, pero también más gente pobre. Eso demuestra un claro fracaso de una pieza fundamental de la política social. La pobreza afecta a 2 de cada 3 mexicanos que viven en el campo y de ellos, uno de cada cuatro vive en pobreza extrema.
En las zonas rurales de México 8 de cada 10 personas no tienen acceso a seguridad social, 5 de cada 10 no tiene servicios básicos en su vivienda ni acceso a servicios de salud. Uno de cada tres no tiene acceso a una alimentación suficiente y adecuada.

El sector salud presenta también problemas serios. El 56% de la población mexicana, según datos de CONEVAL dados a conocer en 2010, no es derechohabiente de la seguridad social. Únicamente el 44% tiene“seguridad social integral”, lo que incluye acceso a servicios de salud, pensión y seguro de riesgos en el trabajo. Nadie goza de seguro de desempleo.
En 44 de cada 100 localidades en el ámbito rural no se cuenta con una clínica o centro de salud. Más vale que sus habitantes no se enfermen, porque no podrán encontrar asistencia pública para aliviarse.
México gasta el 2.7% del PIB en salud pública. El promedio de los países de la OCDE es de 6.4% del PIB. Estamos, también en eso, muy rezagados.

Nos hemos quedado atrás respecto a países cercanos. En el 2001 el PIB nominal de México era de 622 mil millones de dólares y el de Brasil era de 553 mil millones de dólares. En el 2010 los brasileños ya nos habían rebasado (y por mucho). El PIB nominal de México era de 1,039 mil millones de dólares y el de Brasil de 2,087 mil millones. Crecieron más rápido que nosotros; hicieron mejor su tarea y remaron juntos con determinación hacia el mismo objetivo. Nosotros nos seguimos perdiendo en disputas completamente estériles y dejamos de hacer las reformas necesarias para avanzar más velozmente.

En el 2001 México recibía el doble de inversión extranjera que Brasil. Hoy los brasileños nos ganan por goleada. En el 2001 México recibió 29 mil millones de dólares de inversiones extranjeras y Brasil 22 mil millones. En 2010 México recibió 18 mil millones de dólares, pero Brasil alcanzó la cifra de 48 mil millones.
Quizá por todo lo que llevamos dicho es que la gente en México no está satisfecha con el funcionamiento del sistema democrático. Según datos de Latinobarómetro, el promedio general de satisfacción con la democracia en América Latina es de un 39%. Los mexicanos tienen un promedio de satisfacción de solamente el 23% y se encuentran en último ligar de la tabla, empatados con Guatemala.

No sirve de nada decir que toda la culpa de nuestro bajo desempeño es de Vicente Fox y de Felipe Calderón. Eso no es cierto y una simplificación de ese calibre es inaceptable. El fracaso de los años recientes es corresponsabilidad de una clase política bastante patética y mediocre, que ha privilegiado sus propios intereses por encima de los intereses ciudadanos.
A la vista de todo lo que nos falta por hacer, lo importante no es repartir las culpas, sino exigir a los candidatos proyectos viables, propuestas sólidas para un país que hoy no es ni la sombra de lo que soñó ser hace unos años.

Leido en : http://www.miguelcarbonell.com/docencia/el_Mexico_que_tenemos_a_la_sombra_del_pais_que_quisimos_ser.shtml

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