lunes, 14 de mayo de 2012

Ciro - Los gritos en mi Universidad, la Ibero


La elección presidencial que me tocó cuando estudié Comunicación en la Universidad Iberoamericana fue la de 1976. Iba en primer semestre. Compitieron el priista José López Portillo y …nadie. Era tan desolador el panorama que el PAN no postuló candidato. Y la izquierda electoral no había nacido.
El candidato del PAN en 1970, don Efraín González Morfín, fue mi generoso y erudito profesor de Legislación de Medios. Además de los fundamentos del periodismo (muy útiles todavía, gracias a Mier, Giardinelli, Prieto, Bernetti), en la Ibero descubrí la filosofía con Miguel Manzur, aprendí a amar la literatura con Guillermo Sheridan y me apasioné de la sociología en las clases de Luis Aguilar. Pero la política electoral era algo ajeno, sin importancia.
De ahí que mi primer sentimiento al ver las imágenes de la trifulca del viernes en torno de Peña Nieto fueran de nostálgica envidia. No entiendo a quienes equiparan los gritos de los jóvenes de la Ibero con el fascismo. Qué colosal confusión de conceptos.
Cierto que, como hace 36 años, un estudiante de la Ibero habita en la zona privilegiada de la sociedad mexicana. Pero motivos para la angustia, el rechazo y la furia no faltaban ni faltan hoy.
Toda cultura se ha de estudiar como comunicación, decía Umberto Eco en mi cuaderno Scribe. Los gritos de “asesino”, “no te queremos aquí”, salieron de las voces de la generación de la guerra contra el narco, el mercado profesional hostil y la desilusión por muchas de las prácticas de la democracia formal.
Voces iracundas, utópicas quizá, creo que genuinas, honestas. No les reclamemos que no se hayan comportado con civilidad ejemplar, carajo. No a estos jóvenes del Siglo 21.  

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