Diez de mayo. Ha pasado el primer debate, casi mes y medio de campaña, faltan días para que estemos a la mitad del camino.
GEA/ISA —y seguramente todas las demás casas encuestadoras— muestra que en este momento estamos en el mejor escenario para Enrique Peña Nieto. El peor para cualquiera de sus adversarios: Vázquez Mota y López Obrador empatados y el cuarto en discordia agarrando votos.
Aunque ayer se volvió más claro, llevamos muchos días en donde la nota tiene que ver con esa especie de empate técnico entre el segundo y el tercer lugar. En las campañas deben saber que la única manera de competir contra Peña Nieto hoy es planteando la elección como una parejera. De hecho, en el debate, tanto López Obrador como Vázquez Mota quisieron establecer esa disputa, pero en el camino quedaron empatados.
Quedan siete semanas de campaña. En seis semanas no se han movido los números.
Josefina sigue —a juzgar por recientes declaraciones a El País— en batallas internas. El golpe de timón no parece haber sido completo —y aunque sin duda sirvió para detener la racha de infortunios, no ha dado resultados en positivo. No hay misiles secretos, ni oferta espectacular ni propuesta que modifique la narrativa de una elección poco competida. Sus buenos momentos en el debate no parecen haber sido aprovechados. La campaña de la panista parece estar tijeretada, interrumpida constantemente.
Es evidente que López Obrador dio un giro a su estrategia en las últimas semanas: el abandono del discurso amoroso —en busca de indecisos— y el regreso a dialogar permanentemente con los suyos. Ha aumentado algunos puntos, pero es difícil saber de dónde viene la decisión cuando se está tan lejos del puntero. Creo que dejó ir viva a Josefina en el debate ignorándola, como si no fuera la panista su primer obstáculo antes de pretender alcanzar a Peña. Aún no es claro segundo lugar y tal vez no llegue a serlo.
El priista ha tenido que hacer menos esfuerzo que el esperado. Ha flotado sin arriesgar nada. La estrategia planeada por meses —tal vez años— no ha tenido que ser alterada. En su burbuja, protegido, nadie lo amenaza. Nadie ha atacado sus vulnerabilidades, de los rasguños ha escapado.
Hoy tengo la impresión de que cuando se cuente la historia de esta elección tendrá menos que ver con la eficiencia de la campaña de Peña, como con la ineficacia y desorden de las campañas de sus adversarios.
JVM y AMLO han desperdiciado seis semanas. Quedan siete. Última llamada para lo que cada vez más parecería un milagro.
Leído en http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9147099
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