jueves, 7 de junio de 2012

Rafael Loret de Mola - Los juegos políticos.

El viejo juego de las encuestas ya lo conocemos de sobra: Se trata de inducir al electorado mediante tácticas de mercado muy sofisticadas, a base de manipular las interrogantes que luego devienen en sondeos de opinión, ahora cotidianos, con bajadas y subidas acordes con los intereses de los grupos patrocinadores. Pese a lo rudimentario del quehacer, todavía perviven los manipuladores porque, claro, a los postulantes les resulta explicar cómo aceptaron ir en primer sitio y luego negarse a conceder bajar al segundo o al tercero casi de manera automática; y no siempre a favor de la línea presidencial, sino del verdadero poder soterrado... como en Michoacán, ahora aislada y a su suerte para desquitar sumariamente la derrota de “La Cocoíta”.

En 2006, Andrés Manuel López Obrador cayó, redondo, en la trampa; y no puede aducirse que se trate de un ingenuo, considerando sus dotes de convocatoria y una retórica que enciende a los pobres –la mayoría- ante las multiplicadas fortunas de la nueva aristocracia. Recuérdese que las crisis le van muy bien a los ricos al mismo tiempo que la ausencia de gobierno, como la actual, es el mejor escenario para las mafias organizadas listas a ocupar los espacios vacíos. No descubrimos el hilo negro, desde luego. 

López Obrador no tuvo tiempo siquiera para reaccionar: hasta marzo iba muy arriba en las estimaciones de voto y al finalizar abril, el aspirante del PAN, contra todo pronóstico, le había “alcanzado” sin más base que un debate insulso, en el que no participó el perredista, ni tampoco ganó el panista quien se vio nervioso, desencanchado, sudoroso. Una imagen semejante a la de aquel Nixon de 1959 con casi medio siglo de retraso. Vamos tan despacio, en esto de la democracia, que cuando medimos los años y comparamos las fechas nos sentimos, francamente, desconsolados por la herencia del pasado y la resistencia increíble de una clase política que integra a tres partidos para decirse plural; pero, en el fondo, actúan de manera muy similar. Quienes no lo crean pidan crónicas sobre el paso del perredista Leonel Godoy por Michoacán o del panista Luis Armando Reynoso Femat por Aguascalientes en donde abrió, de par en par, las puertas de su entidad para que fueran paso seguro de los cárteles con extensivo poder territorial; por eso al segundo lo expulsaron del PAN, como debían hacer con otros elementos. Cuando menos, en el PRI ya se “suspenden los derechos” de los ex gobernadores señalados como mafiosos –digamos Tomás Yarrington-; y faltan, cuando menos, una docena.

Los propios encuestadores –digamos Roy Campos, a quien más confianza le tengo-, aceptan que las encuestas, mal manejadas, pueden ser nocivas. Incluso me confió que, en alguna ocasión, en Guanajuato, quien le contrató, el entonces priísta Ignacio Vázquez Torres, casi le ordenó revertir el sentido de la encuesta que favorecía al candidato del PAN a la gubernatura, Vicente Fox nada menos. El contratante le dijo:

--Vas a salir a dar estas cifras –que tomó de su propio cajón-. Y nada más. Para eso te pago.

Roy asegura que fue el momento más crítico de su incipiente carrera. Se negó a actuar como pretendía Vázquez y, desde luego, jamás pudo cobrar por su trabajo. (Véase “2012: La Sucesión”). ¿A quiénes creerles, entonces? Porque las palabras de Roy tienden no sólo a su propia defensa sino a denunciar la violación estadística como una rutina para desviar la atención de los presuntos electores y “meter a la muleta” a los que se sienten vanguardistas de la justa hasta que sucede “algo” –inexplicable- que le da vuelta a la tortilla. Así sucedió en 2006 cuando Calderón, ufano, se dijo en “empate técnico” cuando comenzaba mayo –esto es a dos meses de la jornada electoral y luego de más de dos años en campaña, esto es desde el “destape” de Jalisco, el último día de mayo de 2004-.

Todos los trucos están a la vista. ¿Presagiarían algo los señorones de Televisa y los encuestadores con fama de ser serios acerca de que podrían ser rebasados de cara a los comicios de 2012? Seguramente. Desde sendas fuentes, captamos la preocupación por el desarrollo de las llamadas “redes sociales” –como la integrada por los “132”-, capaces de lograr movilizaciones automáticas en cuestión de minutos o de alertar a la población sobre sucesos que no ocurren con tal de mantener la zozobra general y extender los razonamientos para no sufragar, dejando en otros nuestra posibilidad de romper el esquema de la guerra sucia que, por lo general, termina como el célebre “Rosario de Amozoc”, con todo el mundo enfrentado.

Quizá por eso no se han presentado las claudicaciones. Se decía que Josefina Vázquez Mota no podía más con la “mezquindad” que se interponía entre ella y la silla presidencial –la de ahora y la del futuro próximo-, y que se desplazaban encomenderos, del PAN y el PRD, para convencer al adversario de declinar para que el PRI “no retornara al poder”; como si se hubiera alejado. De hecho, el PRI está realizando una campaña muy ad hoc a la de un partido en el gobierno y no, como es su papel, en condición de opositor. Este solo hecho delinea las negociaciones soterradas y la vulnerabilidad de quien detenta el Poder Ejecutivo federal sin legitimidad política alguna. El mal lo venimos arrastrando desde hace seis años.

Un consejo: nada mal haría Peña Nieto en tratar de revertir los malos humores de la maestra Elba Esther Gordillo, priísta aunque no quiera reconocerlo por el dolor de su expulsión, para que los puntos importantes ganados por Gabriel Quadri, quien azuzado solicita el voto gremial de los maestros, no se desperdiguen de manera inútil y vayan a su lugar de origen, el PRI naturalmente. Al final, como están las cosas, los momios se van a cerrar y no dudamos, ni un segundo, que los porcentajes obtenidos por el viciado PANAL podrían resultar determinantes. ¿Era esto lo que esperaba la calculadora, y jamás fallida, novia de Chucky? De ser así, habría que reconocerla como la mayor estratega de nuestro tiempo, muy superior a la cruzada de catalanes que nos miran como conquistados desde Los Pinos y sus ramificaciones.

Sería una interesante manera de responder a los reiterados coqueteos del PAN en el gobierno y el PRD que desconoce a ese mismo gobierno. La dicotomía fatal que no entiende de partidos ni de congruencias ni, mucho menos, de valores humanos. Acaso por ello el priísta abyecto, Manuel Bartlett, corre por una senaduría en Puebla, amparado en la izquierda por su oportunista discurso nacionalista sobre el petróleo, con un mar de inmundicias ahogando su pasado. Con casos así, nadie puede confiar en la esencia de los postulantes ni en la solidez de los partidos. Mucho menos cuando los criminales se escudan en la política para obtener fuero y hacer de las suyas en combinación con los peores personajes de la mafia.

Desde luego, el juego de mayor riesgo para la incipiente democracia sigue siendo el manejo de las “redes sociales”, por ahora incontrolables. ¿Hizo bien o no, el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, asimilando los golpes del centro, en perseguir a los que él llamó terroristas cibernéticos, un perfil que debiera ya estar tipificado como delito? De haber actuado con el mismo rigor en los demás planos, sobre todo el federal, no estaría el electorado supeditado al gran juego que se prepara para la jornada electoral del próximo primero de junio. Al contrario: ya habríamos encontrado salidas.

Por hoy, los electores estamos con la soga al cuello, viendo de reojo a los jóvenes que manipulan los aparatos cibernéticos a la velocidad de la luz.

loretdemola.rafael@yahoo.com.mx

¿POR QUÉ ALGUNOS POLÍTICOS QUE VIVEN DEL PRESUPUESTO ESTARÁN TAN INQUIETOS POR LA INMINENTE SALIDA DE “SIN REDENCIÓN”, DE MI AUTORÍA, QUE OCÉANO EDITARÁ PARA CUMPLIR UN CONTRATO PREVIO A LA DEMANDA QUE INTERPUSE CONTRA ESTA EMPRESA? ESPERO LA SOLIDARIDAD, QUE SIEMPRE ME HA ACOMPAÑADO, DE MIS AMABLES LECTORES. LA LUCHA HA SIDO LARGA Y DIFÍCIL.


Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/los-juegos-politicos

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