martes, 21 de agosto de 2012

Cecilia Soto - Impugnaciones patito

En los próximos días, dos misterios tremendos tendrá que resolver el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, TEPJF: ¿cuántos eran los comales troquelados con el nombre de Enrique Peña Nieto que recogió el Movimiento Progresista y de dónde era el borrego que, junto con los dos guajolotes de Guerrero, los dos patos de Campeche, la gallina de Zacatecas y el cerdo de Veracruz, prometió entregar como pruebas del fraude electoral el Movimiento Progresista? Un acucioso notario público dio fe con pulcritud y rigor del resto de los tres mil 623 objetos exhibidos en la Expo Fraude: una plancha, un transportador de geometría, 27 pelotas, tres paños de limpieza, 103 mandiles, 77 lupas, 66 jarras, 241 gorras, 18 cubetas... pero no nos dijo cuántos comales troquelados había ni de dónde era el borreguito, salvado gracias a una involuntaria alianza entre el PRI y AMLO, de terminar como deliciosa barbacoa.





Y mientras el Movimiento Progresista enfoque sus esfuerzos en demostrar la supuesta compra de cinco millones de votos, el ridículo no tendrá fin y perderá preciosas energías para recomponerse. Dado que el movimiento de AMLO ha ofrecido una importante proporción de pruebas sin el menor sustento jurídico, uno no puede sino concluir que los destinatarios de esas pruebas no son ni el IFE ni el TEPJF, sino el gran público a través de los medios. Luego entonces no se trata de impugnar seriamente la elección del 1 de julio sino de posicionar a AMLO para una nueva candidatura. O lo que es lo mismo, afirmarse como el único capaz de aumentar el caudal de votos de la izquierda.

Pero quiero dar dos ejemplos de campos muy diferentes, de por qué ésta es una estrategia equivocada. Primero, la cuarta campaña electoral de Lula durante 2002 y después el regreso de Steve Jobs a Apple en 1997 y su alianza con Microsoft.

En el primer caso, Lula había perdido tres campañas electorales, una contra Collor de Mello y dos contra Fernando Henrique Cardoso. En enero de 2002, antes de aceptar la cuarta candidatura y en el contexto del Foro Social Mundial en Porto Alegre, Luiz Inácio da Silva, Lula, pregunta a los militantes del Partido de los Trabajadores, PT, si han perdido tres campañas presidenciales por los trucos y poderío de sus adversarios o han perdido por ellos mismos, por errores cometidos antes, durante y después de las campañas. Lula adelanta su hipótesis: perdieron porque el PT quiere imponer al electorado su concepto de sociedad y porque los petistas se niegan a reconocer la complejidad y diversidad de la sociedad brasileña. Han perdido por errores propios. Y amenaza: o el PT cambia o él, Luiz Inácio, no aceptará una cuarta candidatura porque no quiere volver a perder. Ya sabemos el resultado: el PT no tuvo más remedio que competir bajo un programa diferente al adoptado oficialmente en su congreso anterior y respetando a querer o no, la alianza que Lula fue tejiendo con los empresarios brasileños.

El caso de Steve Jobs es semejante y lo pueden ver en YouTube. En 1997, al poco tiempo de regresar a Apple, que se encontraba en grandes dificultades financieras, Jobs anuncia en la reunión anual de la compañía, una alianza con el archienemigo de siempre: Bill Gates y su Microsoft. El anuncio en torno a la elaboración de Office para Mac y, sobre todo, de cargar el Explorer en las computadoras de Apple, entre otras características de la alianza, causa silbidos y enorme rechazo entre la audiencia. Jobs responde en forma magistral: “Si queremos una Apple saludable y próspera tenemos que abandonar algunas ideas: entre otras aquella de que Apple sólo puede crecer a costa de la derrota de Microsoft. Para que Apple crezca, tenemos que hacer mejor nuestro trabajo. Y si fallamos, basta de echarle la culpa a otros. Debemos asumir nuestros errores. La era de basar el avance de Apple en la competencia frente a Microsoft, se ha acabado”.

En la campaña presidencial de julio pasado, la candidatura de AMLO fracasó porque las rectificaciones realizadas no alcanzaron a reparar los daños de 2006. Con todo y que los negativos asociados a la personalidad de López Obrador fueron disminuyendo hasta casi desaparecer, los cambios iniciaron demasiado tarde y con poca profundidad como para destruir la campaña tan bien construida de Peña Nieto.

Con seguridad, hay cosas que mejorar en nuestra legislación electoral y varias de estas mejoras pueden derivarse de las impugnaciones realizadas tanto por el PRD como por el PAN, especialmente las relativas al uso de las encuestas y a los topes de campaña y el seguimiento que da a los dineros de los partidos el IFE. Pero la mayor energía debe centrarse en el propio movimiento de izquierda: qué errores se cometieron y cómo mejorar. Y como Apple, dar paso a una nueva era: con nuevos nombres y una cultura política diferente

Fuente http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/impugnacion-patito

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.