Rafael Loret de Mola |
Pues bien, como en la larga trama del Triángulo de las Bermudas –confieso que cada vez que paso por allí recuerdo la leyenda-, en México contamos con el “Triángulo de Chepina”, llamado así en honor de la panista Josefina Vázquez Mota quien fue a llorar su derrota a Edimburgo, en Escocia, al pie del monumento a Wallace, el libertador fracasado y antepasado del marido de Isabel Miranda de Wallace, otra de las grandes decepciones de Acción Nacional que la cooptó seguro de un capital político inexistente: una cosa es el drama personal y otra el liderazgo. Parece una tontería asentarlo pero, en ocasiones, es necesario ante la deformación de los perfiles y las intenciones soterradas. Pues allá, en el norte de Inglaterra, se juntaron los recuerdos con repaso de los errores... para volver a empezar como ya sugirió, con un texto bastante aburrido, el ex panista Manuel Espino aun cuando éste no se considera fuera de su partido sino un activo dispuesto a detonar.
El hecho es que se ha confirmado, plenamente, una de las grandes patrañas de la campaña cuyo conflicto se extiende: la denuncia, formulada a la ligera, sobre un posible desvío de fondos, de 56 millones de dólares, a partir de que un sujeto, de nombre José Aquino, “sugiriera” realizar con ese capital la promoción del candidato del PRI a la Presidencia... ¡en los Estados Unidos! Como se sabe, tal sería ilegal y daría incluso lugar a la descalificación y substitución del aspirante señalado.
Pese a ello, se armó la trama –se trataba, a toda costa, de evitar que el PRI retornara a Los Pinos, lo que hubiera sido plausible de lograrse legítimamente en las urnas-, y la dirigencia de Acción Nacional --en la misma línea que sus adversarios históricos, la izquierda unida bajo el peso del icono intocable, el gran santón Andrés Manuel--, denunció el hecho, a bombo y platillos, como si hubiera encontrado la hebra que dejara fuera de combate al priísta Enrique Peña y a sus descuidados y oficiosos colaboradores de primer nivel. Una pena.
Ahora sabemos la verdad. El catalán, Antonio Solá Recquer, nacionalizado mexicano por decisión unilateral del señor Calderón, fue quien encontró en el chantajista Aquino, embaucador de primer grado, la supuesta “clave” para zancadillear al PRI y su abanderado en el tercio final de la contienda proselitista. Dijeron que los colaboradores de mayor confianza para Peña, desde su secretario Erwin Lino hasta su vocero y coordinador de prensa, Daniel López, pasando por el brazo derecho del personaje, el doctor Luis Videgaray, sencillamente habían obtenido la cifra millonaria, conseguida por Aquino, sin darle a éste lo correspondiente ni permitirle actuar en consecuencia.
El triángulo se completa con la oficiosa intervención del nefasto Julio Di Bella, viejo conocido nuestro desde que fungió como director del Canal 11 siempre con la intervención de Marta Sahagún de Fox, esto es sin el menor rasgo de autonomía ni de pluralidad, cerrado a cualquier posibilidad de ejercicio crítico y no abiertamente laudatorio, quien habría sido el gran contacto para atraer a Aquino a la campaña presidencia convirtiéndole en una especie de señuelo para “desaparecer”, como en las Bermudas, a Peña Nieto o, cuando menos, pescarlo con las manos en la masa. Sencillamente ridículo porque jamás se presentó prueba alguna. ¡De ésta manera pretendía la derecha asegurar el continuismo sin la menor habilidad jurídica! El detonante, al fin y al cabo, acabó por explotar en las manos de quienes lo encendieron. Por cierto, en esta secuela misteriosa, ¿cuánta intervención tuvo el “pequeño” mandatario listo a retirarse en diciembre venidero?
Lo dijimos siempre, de manera reiterada: Antonio Solá, cuyos honorarios nadie conoce aunque se sabe son millonarios, es un especialista en “hacer presidentes” y su misión era tratar de impedir el regreso del PRI, en primer lugar, y después, claro, la victoria hipotética de Josefina quien nunca fue prioridad a pesar de sus empeños y cualidades; más bien fue usada para dividir y tratar de menguar a los punteros de la justa. Cuando Solá se hizo cargo, los dados ya habían sido arrojados por lo que concentró afanes en derruir al priísmo buscando, como lo hizo con éxito en Coahuila, cualquier hebra infectada para cobrársela a los dirigentes del otrora partido invencible. Ganó destruyendo a Humberto Moreira con la trama del endeudamiento inexplicable; y no quiere perder todavía para no terminar el ciclo con la cola entre las patas. ¿Estará apoyando, con sus intrigas, al candidato de las izquierdas quien sigue vivo en la utopía de una invalidez de los comicios federales?
El caso de Di Bella es semejante. Con larga “cola” que le pisen –ha ganado una millonada desde sus tareas de censor bajo el dominio de Martita porque al parecer le beneficia mucho estar detrás de las faldas de las damas con poder político-, no se detuvo en fraguar la cooptación soterrada de Aquino para lanzarse a la yugular de Peña con un escándalo indecoroso, tan falso como un billete de dos pesos, pero redituable en términos mediáticos por el momento en que se produjo. ¿Cuántos mexicanos habrán pensado dos veces en este episodio antes de emitir su voto o abstenerse?
En fin, el PAN también pecó y de qué manera. No sé que es peor: la burda distribución de tarjetas de débito, los excesos en el gasto de las campañas, la evidente limpieza del dinero a través de una asociación civil jamás auditada, la ausencia de un Registro Federal de Causantes del abanderado de la izquierda o la estúpida maniobra del triángulo de Chepina. Hay para dar y prestar cuanto se quiera. Así de infectada está la política actual en un plano en el que todos, por asumir la ilegalidad como recurso, se deslegitiman a sí mismos. De vergüenza en vergüenza.
El problema de los mexicanos es la amnesia seguida de la ignorancia. Como, en muchas ocasiones, es necesario analizar los hechos libres de preferencias partidistas, se tiende a fustigar a los contrarios y defender a los propios sin el menor cuidado en los efectos que causan unos y otros. Un maniqueísmo obcecado –esto es entre el bien y el mal absolutos-, como regla social inalterable. Y en medio, una nación burlada, una y otra vez.
Me queda una pregunta por hacer: con los vicios conocidos en este proceso comicial, ¿habrá alguien que prevea en el Legislativo o el Ejecutivo, los necesarios candados para evitar la recurrencia?¿O seguirán tomándonos el pelo? Debate La refundación del PAN, tras el sexenio de la violencia cuya cabeza visible es Calderón, quien ahora aparece muy risueño seguro de haberse ganado la impunidad tras su salida de Los Pinos en diciembre –por cierto, repito lo que los conocedores de la ley saben: de cualquier manera deberá irse aun si se declaran inválidas las elecciones porque se designaría, de inmediato, un presidente interino para el reemplazo, un escenario ideal para el mandatario en funciones en tanto ganaría un tiempo precioso-, no es una quimera. Así lo sugirió Diego Fernández de Cevallos, ya recuperado pero aún mudo sobre el deber de las autoridades de esclarecer el secuestro ignominioso del que fue objeto. Y tiene razón.
También la tenía Luis Donaldo Colosio, en marzo de 1994 –hace ya más de dieciocho años-, cuando, en la plataforma del Monumento a la Revolución, hoy tomada por el movimiento “#Yo soy 132”, insistió en la necesidad de una reforma integral al Estado que incluía, por supuesto, una nueva estructura partidista. Luego del magnicidio, diecisiete días después, era obligado pensar en la refundación del PRI, como ya sugerían algunos de los más encomiados priístas entre ellos Fernando Gutiérrez Barrios, ya fuera de la secretaría de Gobernación.
Y lo mismo va para las izquierdas. A partir de 1989, cuando el PSUM cedió su registro al naciente PRD, el desgaste ha sido tremendo, tanto que hay quienes observan amorfo y sin destino al llamado Movimiento Progresista que también requiere de un proceso mucho más hondo. ¿Qué tal “Honestidad en Movimiento” para agrupar a dos de las principales secuelas del lópezobradorismo? Sería un primer paso, pero no debe ser el único.
Finalmente, la política está tan revuelta y enferma en nuestro país que debemos comenzar por el principio: una cirugía total del sistema para que el pluralismo no sea observado como un tumor.
La Anécdota
En 1994, al asumir la candidatura priísta a la Presidencia tras el crimen contra Colosio, el sucedáneo, Ernesto Zedillo, lanzó cuarenta y cuatro vítores a su malogrado antecesor comprometiéndose a realizar la reforma estructural propuesta. Seis años después se refugió en la inevitable alternancia para no ser perseguido. Y ahora, el gobierno de Estados Unidos le brinda impunidad diplomática para no tener que enfrentar juicio alguno por la matanza de Acteal.
En 2000, Fox designó al multipartidista Porfirio Muñoz Ledo para llevar a cabo la misma reforma. Mucho se habló y nada se ejecutó. Muñoz salió de su encargo con las manos vacías.
¿Cuándo, en fin, se actuará firme contra las lacras del establishment?
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com.mx
¿PODRÍAN ALIVIARNOS LAS CANDIDATURAS CIUDADANAS? ES UNA HIPÓTESIS QUE ACASO PARECIERA PROPIA DE INGENUOS. SIN EMBARGO, LA HISTORIA ESTÁ PLAGADA DE HECHOS EN LOS QUE LAS APARENTES CAUSAS PERDIDAS SE ALZAN CON LA VICTORIA. YA NO ESPEREMOS. - - - - - - - - - - - - - - -
Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/eltriangulochepinarefundaciondelpan-1338033-columna.html
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