domingo, 28 de octubre de 2012

Ricardo Alemán - Televisa, en paños menores

La noticia de que el poderoso grupo Televisa abrirá sus pantallas a la opinión y debate de un puñado de jóvenes vinculados de manera directa e indirecta al #YoSoy132 -y a lo que, en su momento, bautizamos como "ternuritas"-, provocó un impensable revuelo mediáticos y en redes sociales.

 Una buena parte de estudiantes y maestros afines a los también motejados como "¡cositas!" del #132, censuraron no sólo el oportunismo y la incongruencia de los nuevos colaboradores de Televisa –lo que al final dio razón a nuestra argumentación de meses-, sino que en su contratación vieron una suerte de cooptación de Televisa para, con ello, terminar por sepultar la chabacana "primavera azteca".

Y por supuesto que otros tantos –en número no menos importante-, masajearon a placer su músculo cardiaco, al festejar a carcajada batiente que el programa de los "ternuritas" ocuparía el mismo horario que La Mudanza, el programa de análisis político bajo la conducción del autor del Itinerario Político.



Es decir, al más puro estilo fascista, aplaudieron "el exterminio" de las voces críticas. Y claro, la sorpresa mayor fue el amor que concita entre los "ternurócratas" el opinante que esto escribe.

 ¿Paso histórico?

Pero más allá de la risa y el chascarrillo; de la mitología y la narrativa chabacana que desataron el fichaje de los "ternuritas" por parte de Televisa, lo cierto es que muy pocos se han percatado de la joya; verdadero "milagro" que pudiera llevar bajo el brazo la contratación de las nuevas estrellas del "Canal de las Estrellas". Claro, en Foro TV.

Y es que cuando fuimos consultados sobre el reacomodo de horarios para dar espacio a "Sin Filtro", aplaudimos el formidable paso que proponía Televisa al fichar a aquellos que consideraban a la televisora como "la mafia del poder", como "responsable de imponer a Peña Nieto" y como "el peor de los males de México".

Es decir que por primera vez en su historia, la más poderosa cadena de televisión en México estaría a favor de abrir espacio a los más severos críticos de Televisa –como los "ternuritas"-, desde las pantallas de la propia Televisa. ¡Histórico, sin duda!

Y claro, como los "ternuritas" poco saben –y menos entienden-, del gran paso que estarían por conseguir al ficharse con Televisa, vale decir que se trata de una de las grandes aspiraciones no de las democracias a secas, sino de las democracias de primer mundo. ¿A qué nos referimos? Casi nada, resulta que si los "ternuritas" se animan a leer un poco, se enterarán que han conseguido para el periodismo mexicano una de las grandes libertades; la "libertad de conciencia", que en muchas partes se plantea como "cláusula de conciencia".

Y hasta podrían entender que la libertad de conciencia es un derecho de los trabajadores –en general-, y en especial de instituciones castrenses, de la cultura, el periodismo y los medios para, por ejemplo, negarse a seguir tal o cual línea editorial o instrucción del medio en el que se desempeñen, si es que, ¡claro!, esa línea editorial o esa instrucción va en contra de la ideología, el pensamiento y la conciencia del trabajador en cuestión.

Así, y de ser cierto lo que pregonan –por lo bajo y en entrevistas-, "ternuritas" como Antonio Attolini –y si hacemos caso de los spots de "Sin Filtro-, a partir de ésta noche veremos a las nuevas luminarias contratadas por Televisa cuestionando con toda severidad a Joaquín López-Dóriga, a Calos Loret de Mola y, en una de esas, hasta lanzando huevos a Adela Micha desde el propio estudio de "Sin Filtro".

Y es que aquellos que secuestraron Televisa, que insultaron a sus periodistas y conductores al acusarlos de serviles, parciales, malos informadores; que señalaron a la televisora de ser parte de la "mafia del poder", de "imponer a Enrique Peña Nieto" y que condicionaron su ingreso a Televisa a tener el mismo horario del programa La Mudanza, hoy podrán decir y hacer lo que les plazca desde las pantallas de Televisa. Habrían instaurado -en la práctica y en la empresa mediática más importante-, la cláusula de conciencia. Pero Televisa también se habría quedado en paños menores.

Del sueño a la realidad

Pero si queremos ser serios –y congruentes, claro-, también tenemos que cuestionar a Televisa. Está claro que la empresa del señor Azcárraga tiene todo el derecho de contratar a quien le plazca; darle el programa y el horario que convengan a sus fines informativos, editoriales, publicitarios, de programación y hasta estratégicos, de imagen y mercado.

Y sin duda tiene derecho a despedir a quien considere inconveniente –sin más responsabilidad que la legal-, y a cambiar programación, horario, abrir o cerrar programas... Todo eso es un derecho incuestionable de una empresa como Televisa.

Sin embargo, en tanto empresa que difunde productos informativos, de opinión y entretenimiento, Televisa también tiene responsabilidades frente a la sociedad. Está claro que Televisa no es una empresa pública; es una empresa privada cuyas materias primas y productos elaborados son de fuerte impacto social. Por eso también tiene una responsabilidad hacia los ciudadanos que, en general, son los consumidores de sus productos.

¿Y cuáles son esas responsabilidades?

Aquí no vamos a caer en la maniquea versión de la "democratización de Televisa". Esa, como ya lo hemos dicho en otros momentos, es una soberana estupidez. No, la responsabilidad de Televisa con los ciudadanos y con la democracia mexicana es, sobre todo, una responsabilidad con la transparencia de sus productos, sobre todo los productos informativos, de debate y opinión.

Premio a los que insultan

Y, en efecto, se puede cuestionar la buena o mala querencia social de todos o casi todos los conductores de noticias y programas de debate y opinión de Televisa. Pero en todos o casi todos los casos es imposible cuestionar su profesionalismo. Por eso están en los lugares de privilegio que ocupan.

El problema, sin embargo, aparece a causa de la incongruencia en casos como el que nos ocupa; cuando se preguntan las razones y los criterios para seleccionar a tales o cuales colaboradores estudiantiles -"ternuritas"-, para ocupar los espacios en "Sin Filtro".

Y es que si Televisa y sus periodistas cuestionan con severidad que tal o cual Gobierno se dobla ante presiones de grupos mafiosos, sean del #132, del SME, Antorcha Campesina, la CNTE, Atenco... Televisa no debiera seguir esa ruta.

No, señor Azcárraga, señores Gómez; Televisa debe premiar con espacios a los mejores estudiantes, los más capaces, no a los grupos porriles y de presión. Pareciera que hoy no llegan a Televisa los mejores, sino los que más insultan, ofenden, agreden y le mientan la madre a Televisa y a los suyos. ¿Esa es la apuesta? ¡Valiente aporte a la democracia! Al tiempo.

Leído en: http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.