viernes, 9 de noviembre de 2012

Gral Roberto Badillo Martínes - La Gloria, Municipio de Sinaloa (V y última parte)


"El Sebas" arregló sus asuntos en los siguientes días, pues no quería dejar familiarmente problemas, ya que no pudo hacerlo en el grupo. Sus padres y hermanos tampoco tenían problemas hacia el futuro; tres fueron maestros normalistas y ahora viven de dar clases en Mazatlán, los siguientes fueron a la universidad en Culiacán, ambos son veterinarios y manejan cada uno sus fincas cerca de la capital del estado. Dos hermanas se casaron con médicos del puerto; viven bien.
Pensó: "mis viejos de 83 mi padre y de 82 mi madre están bien, fuertes y sanos, quedan en su casa de toda la vida, heredada de mis abuelos. No puedo quejarme. Me preocupan mis hijos de 11 y 9 años, son los más pequeños, pero son fuertes e inteligentes, saldrán adelante. Serán también profesionistas, no lo dudo, su madre que es muy hermosa se casará seguramente".




Se reunió con sus hijos en Mazatlán, a los tres primeros de su único matrimonio, les dijo: "nadie debe tener siquiera amistad con los del grupo, todos ustedes y su madre tienen todo para ser gente de bien, estudien mucho en lo que elijan, no se metan en broncas, aléjense de todo lo que huela a narcotraficantes, si yo lo hice fue porque no tenía opciones. Quiero que sean hombres de bien, que tengan una familia y que si quieren irse a otro lugar de la República, váyanse; tienen una madre excepcional que los atenderá, dirigirá y asesorará. La vida es increíble y maravillosa aunque llena de gente mala; evítenla. Esto se acabó para mí pero ustedes, que llevan mi sangre, continuarán en este mundo, los espero". A los otros hijos, con otras mujeres, les dio parecidos consejos.
"Cuando venía en el avión de Guadalajara donde me diagnosticaron que tenía tres o cuatro meses de vida pensé en pedir perdón porque fui responsable de varias muertes. Le pediré perdón al Redentor, a la Virgen y a las familias de La Gloria, a las que me presentaré personalmente. Será en la iglesia, en la misa de las 18 horas".
Llegó el domingo en que asistiría a misa, tenía años que lo hacía. Esporádicamente asistía con sus padres, hoy lo haría muy disminuido. Llegó a la misa a las seis de la tarde, todas las familias de La Gloria estaban allí, muchas iban a la misa de las 12 pero también participaban muchas en la celebración de las 6 de la tarde. La iglesia es enorme, como que le quedó grande al pueblo de La Gloria, sin embargo en los servicios eclesiásticos de los sábados y domingos se llena, en especial en los servicios de las 12 y 6 de la tarde. Llegan familias, no sólo de La Gloria, sino de pueblos circunvecinos. A esa misa fue sólo a observar lo que iba a hacer posteriormente.
Así llegó al último domingo del día en que se cumplían los últimos tres meses de su vida. Llegó a la iglesia puntualmente, a las 05:55 de la tarde del domingo 3 de septiembre del año 61; Sebastián González González , de 57 años de edad oriundo de La Gloria expió sus culpas ante Dios y ante los hombres mujeres y niños de su pueblo. Se detuvo en la puerta principal de la iglesia; dejó que las últimas familias llenaran los espacios que quedaron vacíos, incluso había mucha gente parada esa tarde en la iglesia y exactamente a la voz del cura, Cruz Ibarra de la Paz, que comenzaba la misa con las palabras, "Queridos hermanos…", "El Sebas" se irguió y con un estentóreo grito, dijo: "Señor cura, un momento, mil disculpas por esta interrupción a usted y mil disculpas a todos los aquí presentes. Como seguramente ya todos saben, me quedan días de vida, un tumor cerebral acabará con mi existencia. Padre Cruz, quiero pedir perdón públicamente por todo lo que hice, mis pecados son tan grandes, que sólo así me serán perdonados por el Creador. Cuando llegué hace unos minutos, vi sentada a la familia de los hermanos Garza, quiero pedirles perdón a ellos y al Señor porque yo maté personalmente al Samuel, fui a aquel aparcamiento en la Sierrita, no soporté que alguien de mi pueblo estuviera contra mí. Personalmente lo maté con un disparo en la cabeza, espero comprendan todos mi situación, en especial su familia, en especial sus padres, recuerdo que de niño iba a su casa. Perdónenme".
Mientras esto decía, Sebastián González González, alias "El Sebas", avanzaba agitado, hincado, hacia el encuentro del altar y del sacerdote, que anonadado lo veía con calma y resignación. Ya había avanzado un tercio del espacio que los separaba del altar y prosiguió: "Ttambién vi entrar a la familia Sánchez, numerosa como es, le pido perdón, en especial a la señora Rebeca, a don Pepe Sánchez, pido perdón a sus hijos y nietos a toda la familia; yo maté con un cuchillo a Tobías Sánchez Sánchez, alias "El Toby", pobre, murió prácticamente en mis brazos, pues lo tomé por la espalda y le hundí la faca matancera; perdónenme toda la familia Sánchez".
Decía todo esto y avanzaba hacia el altar, entonces volteó a la izquierda y vio a varios miembros de la familia Valenzuela: "Perdóneme yo maté al Mario, fue cerca de Concordia, me jugó chueco con un cargamento de marihuana y algunos kilos de coca, pobre Mario, me suplicaba perdón, no lo perdoné. A ustedes en esta iglesia a la que tantas veces han venido frente al padre Cruz, al que conozco desde hace años y frente al Creador y a la Virgen les pido perdón".
Hablaba de rodillas. Estaba frente al Padre Cruz en el altar. "¡Padre, interceda por mí!", Gritó, estentóreamente: "¡No puedo levantarme!". Se ladeó y cayó repentinamente, como si le hubieran dado un disparo de oreja a oreja, o una faca hubiera atravesado su espalda hacia su corazón. Ahí murió Sebastián González González, alias "El Sebas", hijo distinguido de La Gloria municipio de la Sierra de Sinaloa, quien tanto ayudó con dinero de sus andanzas a su ciudad. Su cadáver fue levantado por sus familiares, la misa se reanudó. Su velorio y entierro fueron multitudinarios.

Leído en http://www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2012/11/9/gloria-municipio-sinaloa-ultima-parte)-325853.asp

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