lunes, 26 de noviembre de 2012

Ricardo Alemán - AMLO mató a la izquierda

La fractura del Partido de la Revolución Democrática y, al mismo tiempo, el nacimiento del nuevo partido llamado Morena, son un sisma en la clase política mexicana que pasará a la historia no sólo como la mayor fractura de la llamada izquierda mexicana, sino como el fracaso de medio siglo de vida y esfuerzo unificador de un sector social que –en 50 años de lucha--, no logró su objetivo central; acceder al poder presidencial.

Y es que si bien debieron pasar poco más de 25 años de un intenso esfuerzo unificador --desde la segunda mitad de los años 60--, para que las izquierdas mexicanas lograran la creación de un solo partido competitivo, capaz de ser alternativa de cambio –con la fundación del PRD, que en los hechos nació en julio de 1988--, también es cierto que en los 25 años que siguieron a esa fundación, los amarillos y toda la izquierda fracasaron en las cinco elecciones siguientes; 1988, 1994, 2000, 2006 y 2012.

Pero la crisis de las llamadas izquierdas no se quedó en el fracaso de sus objetivos a lo largo de medio siglo. No, resulta que apenas el pasado 20 de noviembre se oficializó --con el nacimiento formal de Morena--, lo que era un secreto a voces; la fractura de las izquierdas y, en especial, el rompimiento del PRD, la fuerza política crisol de la izquierda nacida hace 25 años, precisamente con la encomienda de echar al PRI del poder presidencial.



Sin embargo, por ridículo que parezca, por extraño que resulta y por increíble que se antoje, nadie en la izquierda y menos entre los "intelectuales orgánicos" de esa tendencia política, ha sido capaz de explicar a seguidores, militantes y simpatizantes de la izquierda las razones de una paradoja que parece una comedia, a pesar de que se trata de una verdadera tragedia. ¿Y cuál es esa paradoja? Todos en la izquierda la conocen. Pero también todos --como Pedro Infante en uno de sus clásicos--, "se agachan y se van de lado".

¿Cómo explicarle a "la gente", a los creyentes de la izquierda, que esa tendencia política tardó 25 años en su trabajo unificador para sacar al PRI del poder? ¿Cómo explicarle que ya unificada en el PRD, la izquierda pasó otros 25 años luchando sin éxito por alcanzar el poder que tenía el PRI? ¿Cómo explicarle que el PRI fue echado del poder por la derecha azul, del PAN, y no por la izquierda? ¿Y cómo explicarles a los ciudadanos que esa izquierda estalla en mil pedazos justo cuando el PRI regresa al poder presidencial? En rigor, asistimos a una realidad perturbadora, una locura. ¿Por qué?

Porque cuando la izquierda se atomiza, justo cuando el PRI está de vuelta en Los Pinos, no asistimos al regreso del viejo PRI. Tampoco a la restauración del viejo régimen. No, asistimos al repliegue de la izquierda, pero a su pasado más antiguo, tribal y radical. Asistimos a la balcanización de la izquierda mexicana y, por tanto, al reforzamiento del PRI y de la exitosa alianza PRI-PAN.

Y viene a cuento, porque los intelectuales de esa chabacana izquierda mexicana que va de vuelta a las catacumbas de las que salió hace medio siglo, quieren convencer al público, a los ciudadanos y a los electores, que lo mejor que le puede pasar a México y a la izquierdas es la fundación de Morena. Pretenden vender a los ingenuos y a "las mentes ternurientas", que el verdadero líder, el único, el iluminado, el símbolo auténtico del cambio se llama Andrés, se apellida López Obrador y lo motejan como AMLO. Y claro, lo venden como el mesías salvador.

La historia, sin embargo, ya empieza a colocar a López Obrador en el lugar que le corresponde; el político que por ambición desmedida mató a la izquierda mexicana. Y no, no es ningún secreto que AMLO se alió al PT y al MC, para combatir desde dentro al PRD, partido en el que militó mientras pudo utilizar su estructura y su dinero. Partido al que desechó una vez que lo dejó convertido en zurrón de la más acabada fuerza política de izquierda.

Sin embargo, es falso que la Morena de AMLO pueda acabar con el PRD y que la Morena y sus aliados --PT y MC--, puedan convertirse en la fuerza política emblema de la izquierda mexicana. ¿Por qué? Porque en México y en el mundo; porque en la historia la única divisa capaz de mover al cambio y al triunfo electoral se llama unidad. Y en la última década López Obrador trabajó contra la unidad, a favor de demoler y degradar a la izquierda mexicana. En el fondo –y está a la vista de todos--, "pare de sufrir López Obrador" destruyó en unos cuantos años el trabajo de medio siglo de los constructores de la izquierda mexicana, a pesar de que abundan los ciegos, los sordos y... los que no quieren ver. Al tiempo.

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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