jueves, 20 de diciembre de 2012

Jesús Zambrano Grijalva - El pacto y sus consecuencias


Con la firma del Pacto por México, el 2 de diciembre, inauguramos una nueva etapa en la vida del país. Los actores políticos principales tuvimos la capacidad de entender el mandato de las urnas y asumir que por sí sola ninguna fuerza puede resolver los grandes y graves problemas que se han acumulado en las últimas décadas. Como consecuencia de ello, pusimos por delante las coincidencias sin deponer las banderas propias, sin desdibujarnos en nuestro perfil.
Es un hecho inédito. Quizá por eso la firma de un pacto ha generado tantas suspicacias y dudas acerca de la posibilidad de cumplirlo.
El PRD no sólo fue el promotor original de este acuerdo nacional, sino que asumió el reto de cara al país dando una gran muestra de responsabilidad y madurez. Con ello, el PRD se asume como una fuerza constructiva y responsable. Era de esperarse que el pacto fuera sujeto de críticas y descalificaciones, tanto desde el interior del PRD como en el seno de otros partidos y sectores muy poderosos que ven amenazados sus privilegios.


A algunos dirigentes del PRD sólo les ha faltado acusarme de traición a la patria. No tienen razón. No hay en el pacto nada que desdibuje al PRD o que huela a traición a nuestros planteamientos. Proponernos recuperar la vigencia del Estado mexicano y enfrentar a los poderes fácticos es de una gran importancia. Las resistencias de estos poderes ya las estamos viendo frente a la iniciativa para recuperar el control del Estado mexicano sobre la educación.
La otra gran reforma contenida en el pacto es la referida a la urgente democratización de las telecomunicaciones, así como hacer de Pemex, sin privatizarlo, la palanca fundamental del desarrollo económico.
Otro buen signo es lo que pareciera constituir un cambio de estrategia en el combate a la delincuencia y a la inseguridad. Seguiremos en las próximas semanas sin quitar el dedo del renglón para que vayamos avanzando en el cumplimiento de los 95 compromisos. 
No puedo dejar de manifestar mi desagrado ante el coro de voces que hemos escuchado haciendo parecer este momento inédito de la vida del país como obra y gracia de Enrique Peña Nieto. No fue gracias a la voluntad del presidente, como tampoco será posible que avancemos en el cumplimiento de los compromisos si no se mantiene la voluntad, el diálogo constructivo y la colaboración no sólo de los partidos, también del concurso del Poder Legislativo, de los gobernadores y presidentes municipales, siempre de la mano de la sociedad, que debe aportar sus esfuerzos y estar vigilante y exigente.
Jesús Zambrano Grijalva
COLABORACIÓN ESPECIAL

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