jueves, 20 de diciembre de 2012

Ricardo Alemán - Asesinato en el hospital; complicidad y absurdos

Sin duda que se trata de una imagen perturbadora, sobre todo porque congela una típica postal del absurdo.

Es decir, resulta difícil concebir que un hombre que convalece en una institución hospitalaria privada luego de ser baleado, resulte "rematado" a tiros por dos presuntos médicos que, en realidad, eran matarifes a sueldo que, como "Pedro por su casa", entraron al nosocomio sin que nadie hiciera nada.

Pero en realidad, esa perturbadora imagen –joya del absurdo-, fue el colofón de una cadena de intolerables complicidades y absurdos nada casuales que involucran lo mismo a la autoridad municipal de Cuernavaca, a la estatal de Morelos, a la del Distrito Federal, al Poder Judicial y, por si faltara, a los responsables del hospital del IMSS en Cuernavaca y del nosocomio privado donde fue asesinado Crisóforo Rogelio Maldonado Jiménez, alias "el bocinas", presunto líder de la banda de "Los Rojos", célula del cártel de Los Beltrán Leyva que opera en los estados de Morelos y Guerrero.



Y sin duda que la cadena de complicidades y absurdos que costaron la vida a un presunto líder mafioso –motejado como "el bocinas" debido a que inició su carrera delictiva desvalijando automóviles-, es digna de una trama de Hollywood que ejemplifica, como pocos casos, la tragedia de la complicidad y la impunidad en la que operan las bandas del crimen; realidad escalofriante que recién descubre el Gobierno de Enrique Peña Nieto.

La historia comenzó el lunes 10 de diciembre pasado cuando Crisóforo Maldonado habría participado en un enfrentamiento a balazos con integrantes de una banda rival, en Cuernavaca. El presunto líder de "Los Rojos" resultó herido con dos balazos en el abdomen y, por ello, fue internado de emergencia en una clínica del IMSS, de la capital morelense.

Por razones no aclaradas y con una rapidez propia de la complicidad oficial, se habría concedido un amparo al presunto criminal quien, con la complicidad de policías de Morelos –uniformados que dejaron escapar a otros miembros de la banda-, fue trasladado a un hospital privado del Distrito Federal, a donde ingresó el martes 11 de diciembre. El viernes 14 –tres días después de que el presunto criminal salió de Morelos-, el Gobernador de esa entidad, el perredista Graco Ramírez denunció el hecho y la complicidad judicial y policiaca. Denuncia sin duda tardía.

Horas después, la tarde del domingo 16 de diciembre, dos sicarios –uno de ellos vestido con indumentaria médica-, entraron al hospital Médica Sur y ante una enfermera mataron a balazos a "el bocinas". Muchas horas después, días incluso, la autoridad del Distrito Federal reaccionó. Y claro, como es costumbre –y en otro lamentable ejemplo del absurdo oficial-, la PGJDF y la SSP capitalinas se lavaron las manos. Nadie supo y nadie vio. Pero más allá del absurdo, lo cirto es que la cadena de complicidades está a la vista de todos.

1. Queda clara la ineficacia del Gobierno estatal que encabeza el perredista Graco Ramírez. ¿Por qué? Porque si sabía del enfrentamiento, de la peligrosidad del lesionado y su calidad de jefe de una banda criminal, no solo hizo muy poco para retenerlo y capturar a sus compinches, sino que permitió que se lo llevaran literalmente en sus narices. Además, fue incapaz de alertar a los gobiernos vecinos, para montar un operativo de captura de la banda completa y de sus rivales.

2. Queda claro que se pretendió involucrar al Poder Judicial. ¿Por qué? Porque ahora no existe certeza si se otorgó o no un amparo a "el bocinas". Lo que sí se sabe es que con un supuesto amparo se liberó al presunto criminal, a pesar de que en el hospital del IMSS estaba en calidad de detenido.

3. ¿Dónde está la responsabilidad del Alcalde de Cuernavaca, de su Secretario de Seguridad Pública? ¿Por qué los policías de Cuernavaca facilitaron la huida del "bocinas"; por qué no detuvieron a sus cómplices, a los que tuvieron frente a ellos? Lo cierto es que la policía de Cuernavaca es un nido de ratas, y nadie dice nada y nadie ha hecho nada para sancionar a una policía presuntamente implicada con las bandas criminales.

4. Queda claro que en instituciones como el IMSS, no funcionan los protocolos para que la autoridad vigile a los pacientes vinculados a las bandas criminales. Y si la policía no hace nada, los médicos menos. Y algo parecido ocurrió en el hospital privado, en donde alertaron de inmediato a las autoridades del GDF sobre el ingreso de un hombre baleado, sin que se activaran las alertas para vigilar al peligroso criminal.

En pocas palabras, que nadie supo y nadie vio. Y es que todos están en la luna de miel.

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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