El efecto no deseado de la guerra contra las drogas emprendida en el sexenio pasado no fueron sólo las miles de muertes de civiles inocentes que fallecieron por la violencia de esta lucha, (a los que insensiblemente el gobierno de Calderón llamó “daños colaterales”) sino la pulverización de atomización de los cárteles de la droga, que de ser cuatro o cinco grupos que se repartían el país, pasaron a convertirse en decenas de grupos delictivos como resultado de la estrategia calderonista de capturar y matar sólo a los capos que los encabezaban.
El diagnóstico fue del actual procurador Jesús Murillo Karam, que ayer sin cortapisa dijo lo que siempre se negó en la administración anterior: que la estrategia que el ex presidente siempre defendió como la correcta tuvo un efecto altamente nocivo al fragmentar a las organizaciones del narcotráfico, que al ser descabezadas, lejos de extinguirse, daban vida a nuevos pequeños cárteles, más violentos y temerarios en sus actividades delictivas.
Eso que nunca quiso admitirse en el sexenio anterior explica en buena medida por qué a pesar de los publicitados “golpes al narcotráfico” y de que cayó un capo tras otro, ya fuera apresado o abatido a tiros por las fuerzas federales, la violencia nunca disminuyó en algunas regiones, que aun con la cifra oficial de 35 líderes de cárteles eliminados siguieron padeciendo delitos como el secuestro, la extorsión y el cobro de derecho de piso, entre otros.
Ni siquiera fue el nuevo gobierno el que llegó a esta conclusión, de la que partirá el enfoque regional de la nueva estrategia anunciada por el presidente Peña Nieto para el combate al narco, sino que estos datos surgieron de una investigación periodística y documental de la revista Nexos, que desde 2011 advirtió sobre el efecto de pulverización y el aumento de homicidios que provocaba la estrategia de seguridad de Felipe Calderón.
Ahora que desde las esferas oficiales se reconoce que, como muy por encima de los cuatro o cinco cárteles con los que inició el sexenio pasado, en este momento existen al menos 60 u 80 grupos delictivos asociados al narcotráfico y a otras actividades delincuenciales. Eso obliga a un cambio inmediato del mapa delictivo del narcotráfico en México en el que ya no hay sólo cártel del Pacífico, cártel del Golfo, y tal vez desaparecieron cárteles como los de La Familia Michoacana, o los de los Arellano Félix, pero en su lugar han surgido pequeños subgrupos, en ocasiones casi pequeñas pandillas de sicarios, que se hacen llamar Los Rojos, Los Guerreros, Los de la Costa de Guerrero, Los Templarios, e infinidad de nombres que aun ni siquiera se conocen, pero que siguen sembrando miedo y violencia en amplias regiones del país.
NOTAS INDISCRETAS… La noticia de que el ex presidente Calderón sigue haciendo grilla al interior de su partido y de la cena que invitó a senadores panistas, cayó muy mal entre los maderistas que ya le exigen a su dirigente Gustavo Madero que ejerza su liderazgo y llame al orden al ex mandatario que está dividiendo posiciones ante las bancadas de acción nacional en el Congreso. ¿Se avispará Madero?.. La negociación anoche de la reforma educativa buscaba consolidar el voto a favor de PAN y PRD y aminorar el efecto de las divisiones en esas bancadas que hasta ayer, al cierre de esta columna, evitaban lograr la mayoría de las tres cuartas partes que exige la Constitución para cambiar el Artículo tercero de la Carta Magna… Los dados siguen con espíritu navideño. Doble Escalera.
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