lunes, 25 de marzo de 2013


Lo normal en las normales

Luis Petersen Farah




2013-03-24 • ACENTOS

La crisis: eso es lo normal en las escuelas normales de México. Esta semana el subsecretario Fernando Serrano dijo que las normales tienen un sistema proveniente del siglo XIX: “no digamos que no sirven, pero pueden ser mejoradas... Estamos en un momento de reconsideración del sistema educativo nacional”.
La gran pregunta para la reforma educativa es si la escuela normal, el Estado enseñando a sus propios maestros, tiene algún remedio. Porque supongo que si trabajan como en el siglo antepasado, pueden ser mejoradas; pero de ahí a cumplir con las expectativas...

Claro, la tarea nunca fue fácil. Los esfuerzos educativos después de la Revolución se enfrentaban a una sociedad analfabeta y literalmente desescolarizada. Pero es un hecho: la historia de la educación normal ha sido de bandazos, huyendo de fracasos anteriores y tratando de alcanzar a una sociedad en transformación.
Van algunos ejemplos: con el empuje vasconceliano de la primera SEP, en los años veinte se fundó la escuela normal rural. Sus planes de estudio se unificaron definitivamente a los de las normales urbanas en 1942. Pero ya desde 1925, la Escuela Nacional de Maestros unía todos los programas en un solo centro de formación docente y los maestros no querían ir a las zonas rurales.
En 1935 se formalizó la educación socialista, de corte marxista. Por un rato los gobiernos posteriores la matizaron y la mataron; volvió el normalismo a intentar una educación que adoptara los conocimientos científicos y pedagógicos, en busca de la unidad nacional.
En 1945 se reconoce la urgencia de fundar escuelas normales en todo el país. En 1953 y 1954 se habla ya abiertamente de crisis por una reacción inadecuada ante las nuevas realidades del país que se industrializa. En 1959 Torres Bodet establece el Plan de 11 años: solo dura cinco y con ello queda trunca otra reestructuración de las normales y la recuperación de más de tres mil maestros comisionados.
Hubo reformas a la educación normal en 1969 y en 1972. En 1975 hubo dos, la segunda para corregir las “fallas” de la primera. En 1980 se formó el CONACEN y propuso un plan de estudios, considerado muy pronto como demasiado “teórico”.
Después vino la globalización, con sus exigencias de información, tecnología y evaluaciones. Nos ha llevado a otros mares, a donde las escuelas normales no han podido ni asomarse.
Un símbolo de esta crisis es el berrinche de Elba Esther Gordillo ante el más reciente fracaso de mejorar la escuela mexicana. Un buen día, un par de meses después de convocada la Alianza por la Calidad de la Educación de Felipe Calderón, y tras ser publicados los bajísimos resultados de los exámenes de oposición para concursar plazas, la maestra proclamó nada menos que la sorpresiva e inexplicable sentencia de muerte de las normales.
Ella proponía reencarnarlas en escuelas de turismo o algo así. Por supuesto logró su objetivo: paros, plantones, y disturbios de los normalistas. Con ese pretexto se acabó la Alianza y comenzó la alianza política con el gobierno de Calderón. Se avecinaban las elecciones de 2009.
¿Tienen remedio las normales, normalmente manipuladas, normalmente controladas por la política, normalmente anormales? Es la pregunta.


http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9175866

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