miércoles, 27 de marzo de 2013


¿Y corrupción y transparencia?

DUDA RAZONABLECarlos Puig




2013-03-27 • POLÍTICA


Terminada la elección, el entonces presidente electo Enrique Peña Nieto anunció tres iniciativas que según dijo serían las primeras para abrir su gestión.
Eran: la que ampliaba las facultades del IFAI y lo hacía órgano constitucional autónomo; la que creaba otro órgano constitucional autónomo para combatir la corrupción y que sustituiría a la Secretaría de la Función Pública, y un tercer órgano —este “ciudadano”— que regularía y vigilaría el gasto que en publicidad hacen las entidades gubernamentales en medios de comunicación.


Dos de esas iniciativas —IFAI y corrupción— se redactaron en el equipo de transición y con mucha faramalla se entregaron públicamente a líderes priistas en el Congreso, quienes a su vez se comprometieron a hacerlas transitar por el Legislativo. Hoy sabemos que había algo de simulación en esos actos. La mayoría de aquellos actores —el equipo de Peña sin duda— sabía que estaba negociando con los otros partidos políticos un acuerdo que hoy conocemos como el Pacto por México que alteró las prioridades.
Y así, ambas iniciativas se quedaron en algún cajón de alguna comisión de algún legislador que ya ni se acuerda.
No estaban mal. Al menos como idea.
La corrupción sigue siendo un problema central en la vida del país. A todos los niveles, en todas partes. Lo dicen todos los estudios, los índices nacionales e internacionales, eleva el costo de hacer negocios en México —o de cualquier actividad— y por tanto es un obstáculo enorme para la productividad que, según dicen, tanto preocupa a las autoridades hacendarias y financieras. Las iniciativas presentadas en el legislativo por PAN y PRD hacen pensar que no habría mucha oposición para conformar un órgano que pusiera orden en ese aspecto.
Algo similar sucede con la reforma de transparencia. Su aspecto fundamental, pienso, era que homologaba las reglas y normas que hoy afectan al gobierno federal con gobiernos estatales y otras entidades públicas —incluido el Congreso—, aún reacias a rendir cuentas. Esta reforma además tiene la enorme ventaja que toma al IFAI debilitado por los líos internos entre sus comisionados; no parecía haber demasiado costo político y ni el PRD ni el PAN parecen oponerse.
Perdón por el sospechosismo, pero se podría elaborar la teoría que los afectados por ambas reformas son los gobernadores, ahí donde hay la mayor corrupción y la mayor opacidad. Y la mayoría de esos gobernadores son priistas, y ese es el partido del Presidente y de las mayorías legislativas… y así.
Pero a lo mejor solo es que estoy pensando mal.
Y que esas dos reformas serán la prioridad para los pactistas y los legisladores nada más regresen de vacaciones.
Mañana, por cierto, no habrá Duda razonable.
Twitter: @puigcarlos

http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9176120

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