Durante muchas décadas —sea en los gobiernos federales del PRI, sea en los del PAN— los partidos opositores denunciaron de manera recurrente que la Lotería Nacional era lo más parecido a la “caja chica” del gobierno en turno.
Así ocurrió, por ejemplo, en los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, pero también en los de Vicente Fox y Felipe Calderón. En los dos últimos la acusación fue aún más específica, ya que no es un secreto que la Lotería fue escriturada a la profesora Elba Esther Gordillo.
Y viene a cuento el tema porque resulta que una parte de la mal llamada izquierda mexicana, la misma que por años cuestionó el uso abusivo de las llamadas “cajas chicas” del gobierno federal en turno —del PRI y/o del PAN— hoy nos regala grotescos espectáculos políticos que no son otra cosa que la pelea por su respectiva “caja chica”.
Y uno de los más vergonzosos teatros montados para la disputa del dinero
público lo vimos en meses recientes cuando la mal llamada izquierda
—agrupada en Morena, el PT, MC y otras formas radicales que, en los
hechos, son verdaderas expresiones fascistas de derecha extrema— disputó
de manera violenta el control político y económico de la también mal
llamada Universidad Autónoma de la Ciudad de México, la UACM; grosero
fraude a los jóvenes que buscan educación en el Distrito Federal.
Por eso, frente a ese penoso espectáculo, valen las interrogantes. ¿Se
han preguntado los ciudadanos de a pie qué pelean los grupos que
pretenden apropiarse del control de la UACM? ¿Conocen las razones de tan
feroz disputa, en aras de la supuesta educación para los que menos
tienen? ¿Saben quién está detrás de cada uno de esos grupos? ¿Están
enterados de quién o quiénes al final resultaron gananciosos? ¿Saben por
qué la UACM es la “caja chica” de AMLO? Vamos por partes.
No es ninguna novedad que la “patouniversidad” fue creada por AMLO —a su
imagen y semejanza; es decir, como una verdadera simulación educativa—
no para impartir educación de calidad a los jóvenes del DF. No, en el
fondo, la “patouniversidad” no es sino una insultante “caja chica” para
usar el dinero público en favor de causas político-electorales del
“mesías tropical”. Y si tienen dudas —más allá del fanatismo delirante
que insulta a todo el que cuestiona a AMLO— pueden echar un vistazo a la
ridícula y vergonzosa cantidad de egresados en 10 años.
Por esa razón, en la UACM no existe examen de admisión y tampoco se
practican exámenes de evaluación. Es decir, entra todo el que “quiere
estudiar”, sin saber si terminará sus estudios, a sabiendas de que, al
final, recibirá un título “pato” que no tendrá validez alguna.
Lo que pocos saben —y que ocultan las mafias que tienen el control de la
UACM, ahora bajo la tutela de AMLO y de la pareja infernal
Bejarano-Padierna— es que desde el nacimiento de la UACM la idea fue
canalizar dinero público a los grupos políticos afines a AMLO, que son
directivos, maestros y porros de la dizque universidad. Claro, además de
que se trata de un semillero de grupos de choque al servicio de Morena.
Sin embargo, cuando llega como jefe de gobierno Marcelo Ebrard, sin
pensarlo se adueña de esa “caja chica” de la UACM. Por eso colocó a los
suyos en el control directivo —entre otros a la rectora Esther Orozco—,
pero nunca logró desmontar la estructura porril de AMLO, la que con el
tiempo fue reforzada por porros de la UAM que por meses asaltaron y
paralizaron las instalaciones. ¿Y la educación? ¿Y el futuro de los
jóvenes estudiantes? Las interrogantes fueron respondidas con la
violencia propia de los grupos porriles. Está claro que a nadie le
importó la educación, a pesar de que en una audaz jugada para exhibir a
los perniciosos grupos de AMLO, la ex rectora Orozco hizo público el
fracaso de la UACM.
Así, al inicio del gobierno de Miguel Mancera, también se produjo entre
AMLO y Marcelo la disputa por la “caja chica” que significa la
“patouniversidad”. AMLO y Marcelo no pelean cacahuates. No, disputan un
presupuesto de por lo menos 900 millones de pesos, además del control
político de los grupos de choque y la capacidad de movilización,
protesta y grilla de los golpeadores a sueldo que produce la UACM.
¿Pero qué creen? Casi nada, que frente al dilema de escriturar la “caja
chica” de la UACM a su propio grupo en formación —o dejarla en manos de
Marcelo o de AMLO—, Miguel Mancera prefirió “el menor de los males”. ¿Y
cual es? Una alianza con AMLO —al que finalmente entregó la UACM—, al
tiempo que dejó con un palmo de narices a su antiguo jefe y mecenas,
Marcelo Ebrard.
Y es que Mancera sabe que las peleas se dan una a la vez. Al tiempo.
Fuente: El Universal.
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