Hay tramas macabras que pueden complicar la situación de un país. La captura de un grupo de sicarios que pretendían, de acuerdo con la información proporcionada por la PGR, asesinar a Ricardo y a David Monreal es una de ellas.
Ricardo Monreal es el coordinador de los diputados de Movimiento Ciudadano y David es senador por el Partido del Trabajo.
La gravedad del asunto es evidente, por lo que pudo haber significado si los delincuentes hubieran logrado su propósito.
Las autoridades actuaron bien y eso hay que destacarlo, porque impidieron que se concretara un crimen. En eso consiste el trabajo de inteligencia, en este caso realizado por el Cisen, y de anticipación policial.
La historia nos demuestra que basta la acción de un chiflado para desbarrancar aspiraciones y destruir proyectos de vida y futuro. Por ello es importante el contar con elementos de análisis e información que permitan adelantarse a la situación y actuar en consecuencia.
Por fortuna la cosa no llegó a mayores, pero ahora es importante ver hacia el futuro.
Los hermanos Monreal, y en particular Ricardo, son políticos experimentados y con una larga trayectoria y ligados al movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Uno de los problemas más graves del país es el de la violencia y ello se expresa en la capacidad de corrosión social que genera.
La delincuencia organizada reta de modo constante a la autoridad y trata de establecer un ambiente de zozobra e incertidumbre, para poder actuar con impunidad.
Como en cada caso relevante será importante el garantizar la seguridad de los hermanos Monreal, lo que ya están haciendo las autoridades federales, e indagar hasta tener una explicación de lo ocurrido.
La detención de los probables responsables es sin duda un buen inicio, que puede traducirse en certezas que sirvan para actuar si es que existe una trama profunda detrás de esta historia.
¿Quiénes son los sicarios? ¿Tienen jefes? ¿Cuáles eran sus motivos? En fin, toda una batería de interrogantes que pueden ayudar a determinar en dónde estamos parados y qué tenemos que hacer al respecto.
El mejor antídoto para la violencia son la discusión y la preeminencia de la política.
Condenar estos hechos, pero sobre todo el construir espacios ciudadanos y un ambiente de armonía, puede servir para evitar que los delincuentes secuestren la tranquilidad pública.
Leonardo Sciascia, el gran escritor siciliano, se ocupó durante años en tratar de dilucidar los misterios que cubrían la vida pública italiana y su propensión para el crimen.
Italia, y en particular Sicilia, tiene un gran parecido con México y hay periodos históricos similares.
Pero también existe un hecho innegable: y es que siempre hay la posibilidad de revertir lo que no está bien, lo que no puede ser tolerado.
Por esa ruta es por la que debieran avanzar las autoridades, junto a una sociedad enterada y participativa, para cerrarle el paso a los criminales y a su gramática del miedo.
julian.andrade@razon.com.mx
Fuente: La Razón 05-04-13
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