martes, 7 de mayo de 2013

Demasiado bueno para ser verdad - Roberta Garza

Ah, con qué nostalgia se ve ahora la detención de la maestra Gordillo. Entonces se valió soñar que el dinosaurio había regresado para, después de 12 años de inopia, hacer de las nubes terciopelo. No, lo de Gordillo no fue exactamente un quinazo: el caso armado por la procuraduría tenía suficiente solidez como para no necesitar sembrarle bazuca alguna en su departamento de Polanco a la líder magisterial.

Pero las diferencias paran allí: Romero Deschamps, siempre políticamente dócil, sigue presumiendo los relojes, el avión privado, los departamentos en Miami y los bolsos Hermés adquiridos sin duda con su sueldo de obrero del petróleo, complementado con la ocasional dieta de legislador, sin que nadie lo toque ni con el pétalo de una rosa. Si a esto le añadimos lo poco que se preocupa el titular de la Profeco cuando se revela que sus inspectores se prestan de gatilleros para las muinas de su hijaza de la vidaza, entendemos que, al margen de una operación diaria que puede ser más o menos eficiente con unos que con otros, en México siempre habrá caciques de primera, enemigos políticos de tercera y ciudadanos de segunda.


Sin relación con lo anterior, el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, puso en su cuenta de Twitter una sonriente foto con el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, con quien se reunió para “compartir opiniones” en el marco del encuentro entre alcaldes sobre cambio climático de la Clinton Global Foundation.

Quizá interese saber que lo primero que hizo Bloomberg al tomar el cargo poco después de los ataques de septiembre 11 fue sentarse en uno de los cubículos abiertos del piso de City Hall y declararlo su oficina; desde allí, sin paredes ni vidrios entre él y el resto de los empleados que atienden fugas de agua y cobran prediales, despacha desde entonces todos los días, todo el día.

Baña con gas lacrimógeno y macanea sin miramientos a cualquier grupo o persona que se atreva a alterar el orden, empujando una medida controversial, el Stop and Frisk, que permite a cualquier policía de la ciudad detener y hurgar en la ropa o bolsa de cualquier paseante que pueda considerar sospechoso; generalmente negros o latinos pobres. Siendo multimillonario desde antes de volverse político y alegando el deseo único de servir a su ciudad, rechazó el sueldo que le corresponde al cargo, rebajándolo a un dólar anual, y en los cerca de 12 años que lleva de servicio no se le conoce desvío de recursos alguno. Digo, por si realmente interesara eso de compartir opiniones.

Fuente: Milenio

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