miércoles, 26 de junio de 2013

Fernando A. Orrantia - El increíble debate sobre Pemex

O P I N I Ó N
F E R N A N D O    A .  O R R A N T I A
Análisis: El increíble debate sobre Pemex

Es difícil entender que haya personas inteligentes, educadas y de buena fe que propugnen por la subsistencia de Pemex como ente propiedad del Gobierno federal, a pesar de toda la información que tenemos sobre la corrupción que corroe a la empresa y el derroche de dinero que realiza la paraestatal. La gasolina que usamos en el noroeste de México es comprada a Estados Unidos, mezclada por Pemex con otras substancias que reducen su calidad y se vende más cara -durante la mayor parte del año- que en Estados Unidos, quien nos la vende antes de ser adulterada.



Desde 1945 al terminar la Segunda Guerra Mundial se conocen los abusos y los muchos ejemplos de corrupción que han sido la marca y el sello de Pemex. Compras de materias primas a mayor precio que el corriente en el mercado; contratos con proveedores de bienes y servicios que incluyen un alto porcentaje de ganancia o soborno para los funcionarios de Pemex que los conciertan y firman; prestaciones económicas y de jubilación injustificables en beneficio de los dirigentes sindicales; nula rendición de cuentas a Hacienda porque los ciudadanos suponemos que la derrama de beneficios es muy amplia y alcanza para premiar a quienes auditan a la empresa; y en general, una larga lista de actos de corrupción que han creado una deuda imposible de pagar a cargo de Pemex y a favor del Gobierno federal por algo así como 780 mil millones de pesos y además, otros 200 mil millones de pasivos por prestaciones laborales del futuro.

Desde hace algunos años, Pemex se ve obligada por algún motivo que no conocemos, a informar el número de trabajadores que le prestan sus servicios, así como el monto de su deuda, tal vez porque si los mexicanos nos enteramos del pasivo que arrastra la empresa podrá crearse en la opinión pública una opinión favorable a la apertura de la inversión de particulares mexicanos y extranjeros en la explotación del petróleo en México. Desde hace cuando menos 10 años se publica oficialmente en Estados Unidos -nunca desmentido por Pemex- que nuestra empresa petrolera tiene el doble de empleados que los que tiene la empresa petrolera más importante del mundo "Exxon Mobil", la cual tiene alrededor de 75 mil empleados, pero produce ingresos por el doble de los de Pemex, que tiene más o menos 150 mil empleados. Pero la estadística más abrumadora es que la empresa estadounidense obtuvo en 2012 utilidades por más de 400 mil millones de dólares, mientras que Pemex declaró en el mismo año una pérdida de 350 mil millones de pesos.

Pero adicionalmente, Pemex paga al Gobierno federal de México un impuesto a la explotación petrolera del 60 por ciento de su ingreso bruto por la venta del petróleo, mientras que todas las empresas petroleras privadas pagan a los gobiernos de los países en los que operan, el 70 por ciento de su ingreso bruto, pero con la diferencia adicional de que las empresas privadas tienen utilidades y Pemex tiene pérdidas. Por alguna razón en Estados Unidos y en muchos países no existe ninguna empresa petrolera propiedad del Gobierno, porque es evidente que sin invertir un solo dólar, el Gobierno de Estados Unidos recibe un beneficio en efectivo e inmediato muy importante. Esa es la diferencia entre una empresa petrolera estatal y una empresa privada.

Hace más o menos 30 años algunos periodistas entrevistaron a Armand Hammer, uno de los hombres más ricos del mundo y dueño de la empresa petrolera "Occidental Petroleum Corporation", cuál en su opinión era la mejor inversión del mundo de las finanzas y respondió que invertir en una empresa petrolera bien administrada. Enseguida los periodistas le preguntaron que cuál sería en su opinión la segunda inversión más productiva y el entrevistado respondió que invertir en una empresa petrolera mal administrada. Seguramente Hammer no tenía información de Pemex.

Es tiempo ya que los mexicanos abramos los ojos y veamos los resultados terribles de la corrupción y de la ilegalidad de Pemex y se obligue al Congreso Federal a tomar un nuevo camino que acabe con la impunidad y con el dispendio que perjudica a México. En todo el mundo las empresas petroleras propiedad del Gobierno están recibiendo inversión productiva que mejora sus resultados y permite obtener más ingresos y mejores utilidades para que el Gobierno federal, dueño de la empresa, realice obras de infraestructura y de beneficio colectivo que ahora no puede hacer porque debe pagar las pérdidas de Pemex y la contaminación que impunemente causa esa empresa. Con las cuentas claras de los pagos que le hagan la empresas privadas que informan a Hacienda de todo lo que pagan y lo que perciben, la contabilidad de Pemex será transparente y se impedirá la firma de contratos en el extranjero que conllevan una generosa participación para los funcionarios de Pemex que ahora los firman con grave daño al patrimonio fiscal del País.

Año tras año nos enteramos de los contratos increíbles firmados por Pemex en beneficio de empresas extranjeras que reciben el pago antes de realizar las obras contratadas y después desaparecen o simulan cumplir. Año tras año Hacienda y la PGR, sean del PRI o del PAN, simplemente han volteado a otro lado. Por algo será.

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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