Sentado frente a la fogata, agregó unas ramas que las llamas enseguida envolvieron, después levantó la mirada hacia el cielo. Unas nubes tenues que parecían estar a punto de disolverse en el viento, cruzaban rápidamente frente a la luna, que con su pálida luz plateaba las copas de los árboles, y después se filtraba hasta el suelo en finos rayos.
Marcelo bostezó y estiró los brazos hacia arriba, luego continuó observando el fuego, como fascinado por las llamas que temblaban sobre la leña; pero algo distrajo su atención, y recorrió su entorno con la vista. No estaba seguro, mas creyó escuchar que alguien reía muy bajo, o el sonido venía de muy lejos.
Puso atención y giró la cabeza hacia varias direcciones y, escuchó otra vez la risa, y esta vez se dio cuenta que venía de cerca, que estaba entre los árboles.
Sin levantarse, estiró el brazo y tomó su mochila, sacó una linterna y esperó. Quería identificar el lugar exacto de dónde venía la risa, y así enfocarlo de pronto. La escuchó de nuevo, apuntó la linterna y la encendió, iluminando parcialmente a una criatura pequeña como un niño pero de cara arrugada y deforme, que al verse descubierto abrió la boca ay lanzó una risotada chillona, y salió corriendo velozmente entre los árboles, desapareciendo enseguida.
Tras el terrible susto que le causó aquella criatura, Marcelo levantó el campamento y se marchó, iluminando su camino a punta de linterna, y volviéndose cada tanto con miedo de que aquello lo persiguiera.
Después de ese encuentro aterrador, Marcelo quiso saber qué era lo que había visto. Leyó cuanto libro consiguió sobre duendes, trolls, y otras criaturas mitológicas. En sus siguientes salidas al bosque trató de hallar pistas sobre estos seres. En esas excursiones siempre iba armado, pues suponía que eran peligrosos, y acampando en un claro una noche, comprobó que lo eran, mas él estaba preparado, pero eso es otra historia.
Leído en http://cuentosdeterrorcortos.blogspot.mx/2012/10/marcelo-y-las-criaturas-del-bosque.html
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