O P I N I Ó N
J O R G E Z E P E D A P A T T E R S O N
La inutilidad de los superhéroes
Los mártires son muy llamativos pero, salvo escasas excepciones, constituyen efímeras fumarolas intensas y llamativas que se extinguen pronto en la noche de la historia. Por cada Jesucristo hay miles de sacrificados en vano. Y los superhéroes en muchas ocasiones terminan haciendo más mal que bien, salvo a los estudios de Hollywood y a Marvel Cómics.
La escasa utilidad de mártires y superhéroes ya la sospechaba desde hace tiempo, pero tuve la certeza luego de escuchar una frase de Julián Assange, el afamado y polémico director de Wikileaks. "El primer deber de un luchador social no es convertirse en mártir, sino en colocarse en una situación en la que puedar luchar una y otra vez, y otra vez, y otra vez". Y eso no se puede lograr muriéndose o encerrado en una prisión.
En esta semana publiqué una entrevista a Assange con quien tuve la oportunidad de hablar por teléfono a través de la Embajada de Ecuador en Londres, en donde el activista australiano está cumpliendo un año de exilio y encierro forzado. Si bien los cargos que enfrenta en Suecia por delitos sexuales han ido disolviéndose por la inconsistencia de las acusaciones y convirtiéndose en faltas de orden menor, la defensa de Assange teme que su deportación al país escandinavo sea un mero pretexto para ser inmediatamente extraditado a Estados Unidos, país en el que pretenden aplicarle la legislación destinada a un terrorista. Eso supone un proceso penal que podría culminar con una sentencia a cadena perpetua.
La entrevista resultó interesante por varias razones, pero una de ellas tiene que ver con la reacción de muchos lectores. A mis reiterados esfuerzos de polemizar con algunos de los puntos de vista de Assange a lo largo de nuestra charla, algunos admiradores del activista reaccionaron indignados por la profanación que representa poner en duda algunos argumentos de su profeta. En realidad debo decir que coincido con buena parte de las tesis de Assange y desde luego que admiro la lucha que está dando en contra de algunos de los intereses más poderosos del planeta, pero juzgué que la mejor manera de exhibir su tesis de que "un mundo nos vigila" era justamente jugar al abogado del diablo.
El ejercicio generó una buena andanada de críticas y no tanto por el contenido de los objeciones, sino por el mero hecho de hacerlas. Parecería que mucha gente confunde respeto y admiración por devoción ciega y acrítica. Me parece que el propio Assange habría defendido la necesidad de plantear una polémica sobre su propio pensamiento, al menos por dos razones.
Primero, porque el mundo no necesita más religiones ni textos sagrados, sino ideas motoras que sean discutidas, transformadas y asumidas por la propia gente de acuerdo a sus realidades. Y eso pasa, necesariamente, por la compresión pero también por el debate honesto y la necesidad de elaborar segundas y terceras ediciones de cada tesis. La velocidad del cambio hace anacrónicas a las verdades absolutas más pronto de lo que canta un gallo (para citar un refrán originado por Jesús mismo).
Segundo, y más importante, es impostergable enfatizar que todos estos héroes cívicos como Assange y Mandela en el plano internacional, o toda proporción guardada, Javier Sicilia y Lydia Cacho en el nacional, son seres humanos cargados de claroscuros. Se hace un mal servicio a la comunidad cuando se "canoniza" a un protagonista de la vida pública que ha tenido el valor y el talento para enfrentar una lucha contra los intereses de los podres factuales. ¿Por qué? Porque parecería que sólo los superhombres y supermujeres son capaces de dar esta lucha. Y esa noción se convierte en la mayor coartada para la pasividad y la inacción: ¿Cómo voy a resistir (protestar, defender mis derechos, exigir una mejor vida pública) si yo no soy un superhéroe?
Me parece que, al contrario, hay que dar cuenta que estos nuevos héroes cívicos son seres humanos con virtudes y defectos, como los son muchos otras personas, salvo que ellos han tenido el arrojo de dar un paso adelante. No son superhéroes; simplemente son ciudadanos que decidieron no quedarse cruzados de brazos. Los mártires y los superhombres sirven de poco. Lo que sí sirven son los ciudadanos como Julián Assange, que con virtudes y defectos en su espalda, han decidido hacer algo por el resto de la comunidad en su paso por el mundo.
@jorgezepedap
www.jorgezepeda.net
Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104
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